Representantes de los credos y las confesiones religiosas se unieron a un homenaje ecuménico e interreligioso al papa Francisco al cumplirse diez años de su pontificado. El acto, convocado por la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), se llevó a cabo en la sede episcopal del barrio porteño de Retiro.
La sede del Episcopado había sido preparada especialmente para dar una buena acogida a los visitantes. Un despliegue de varias fotos del Papa y una pantalla con escenas de su prédica en el Vaticano daban un marco a la llegada de los asistentes, a quienes esperaba en la puerta el presidente de la CEA, monseñor Oscar Vicente Ojea, obispo de San Isidro, que saludaba a cada uno personalmente.
En el salón principal se reunieron los asistentes, saludándose entre sí. Además de los representantes de distintos credos, estuvieron el canciller Santiago Cafiero, el secretario de Culto, Guillermo Oliveri; el director general de Entidades y Cultos, Federico Pugliese; entre otros funcionarios nacionales y porteños. También participaron el nuncio apostólico, monseñor Miroslaw Adamczyk; y los cofundadores de Instituto del Diálogo Interreligioso (IDI), el presbítero Guillermo Marcó, el rabino Daniel Goldman y el referente musulmán Omar Abboud.
Al principio, se proyectó un corto video que permitió revivir las primeras palabras que pronunció el papa Francisco desde el balcón de la basílica de San Pedro al ser elegido obispo de Roma y vicario de Cristo.
Tras una introducción de la abogada Elena López Ruf, quien explicó el sentido del acto y citó palabras de Francisco invitando a dialogar, a cuidar a los demás y acercarse a Dios. Luego monseñor Ojea dio le bienvenida destacando que no sólo se trata de un homenaje al papa Francisco, sino de “lo que nos ha ido dejando en estos años”, aludiendo a sus enseñanzas y ejemplo de vida.
Claudio Epelman, director ejecutivo del Congreso Judío Latinoamericano (CJL), manifestó que Francisco “fue mucho más allá del cargo para el que fue elegido” y hoy es “referente ineludible para las religiones, los estadistas y todos los hombres de bien”. Fabián Ankah, presidente del Centro Islámico de la República Argentina (CIRA) dijo: “Somos todos un poco hijos de él” y destacó que la Argentina es “un ejemplo para el mundo porque las religiones convivimos en paz en el país”.
Monseñor Kissag Mouradian, arzobispo emérito de la Iglesia Apostólica Armenia, agradeció que el Papa haya reconocido el genocidio armenio en 2015 y que haya visitado ese país: “Su afán en buscar la paz”, resaltó.
A su turno, el pastor Néstor Miguez, de la Iglesia Evangélica Metodista, subrayó cómo respeta Francisco a otras confesiones. Comentó que él asistió como Observador a la Conferencia del Episcopado Latinoamericano reunida en 2007 en Aparecida, donde el cardenal Jorge Bergoglio le pidió una noche, después de la cena, un informe para conocer mejor la realidad de los evangélicos en el continente y que él esa noche le escribió tres hojitas. Comentó que le sorprendió ver recogido luego en la redacción final del documento de Aparecida algún punto de los que él le había preparado al cardenal. Hizo notar su respeto por los pensamientos y las emociones de los otros.
El pastor Norberto Saracco, de la Iglesia Evangélica Pentecostal, dijo que Francisco no es un hombre de grandes discursos pero sí de grandes gestos. Recordó cuando en 2006 hubo una reunión masiva de católicos y evangélicos en el Luna Park. Bergoglio fue y se sentó en la tribuna. Al comentarle alguien a Saracco que estaba el arzobispo de Buenos Aires, lo invitó a subir al estrado y decir unas palabras. Al terminar dijo a los pastores que estaban a su lado en el estrado “Oren por mí”, como suele pedir siempre. Y cuando empezaron a rezar se arrodilló. Una foto que reflejaron distintos medios de comunicación.
Recordó también una misa de Pentecostés en 2012 en la que él y otro dirigente evangélico fueron invitados a asistir y fueron sentados en dos sillas en el costado del presbiterio. Y que Bergoglio les dijo que los había invitado para pedirles perdón por lo que, de distintas maneras, en el pasado en la Iglesia Católica se hubiera agredido a evangélicos.
Saracco dijo que es fácil escribir documentos sobre la unidad, el ecumenismo. Lo difícil es llevarlos a la práctica y pagar el precio de la coherencia entre lo que decimos y hacemos, como lo hace “el querido Jorge”.
Cerró las cortas exposiciones el obispo de Rafaela y presidente de la Comisión de Ecumenismo, Relaciones con el Judaísmo, el Islam y las otras religiones, monseñor Pedro Javier Torres. Citando el Salmo 131, dijo: “¡Qué lindo ver a los hermanos reunidos!”. Señaló que “dar gracias nos hace bien, descubrirnos nos hace bien”. Habló de compartir los dones y dijo: “Oh, Señor, qué admirable es tu nombre en toda la tierra”.
El prelado rafaelino manifestó que Francisco fue siendo preparado por Dios para su misión y lo señaló como un “adorante de Dios”, que es siempre más grande que nuestros planes y pensamientos, que nos cuida y nos ama. Pidió para todos la paz de Dios y que sean instrumentos de paz y de una fraternidad en “una unidad reconciliada”. © Agencia AICA.
