La Fiebre Papal tambièn colmò el Obelisco y lo vistiò de Amarillo y Blanco.
La elección del blanco y amarillo recoge una antigua tradición según la cual, el oro y la plata simbolizan las llaves del Reino que custodia San Pedro, y que en la antigüedad eran entregadas al Pontífice cuando este asumía la sede de Roma en «la Archibasílica lateranense. Hoy, con el furor y alegrìa del Nuevo Papa Francisco, los porteños tambièn expresan su felicidad a travès de sìmbolos icònicos de Buenos Aires.