Fortuna es la que se alcanza cuando se logra algo tan maravilloso como la felicidad. Felicidad por el nacimiento de un bebé, por la mejoría de un enfermo, por tener noticias de un amigo que se encuentralejos, porque deje de existir personas durmiendo en la calle, escena nada agradable por cierto.
Extraño sentimiento que nos envuelve con la ilusión de que se cumpla nuestro deseo: que no haya más indigentes o que concluya el atravesar la triste experiencia de acercarnos a un agente preguntándole a qué se debe tal movimiento policial al que se le suma una carpa azul que conmueve al barrio.
Siendo su respuesta: la carpa protege a un fallecido de sexo femenino. Una señora que pernoctaba en ese preciso lugar, señora que no me resulta indiferente ya que la veía a diario.
Libertad de expresar todo aquello que sentimos sin lastimar al prójimo dirigiéndonos a la persona indicada, no acercándonos al individuo que nos resulta más cómodo sin medir las consecuencias. Ni cómo lo hacemos ni dónde.
Igualdad de condiciones, tener todos los ciudadanos las mismas posibilidades de vivir dignamente, obteniendo dentro de la sociedad un lugar que nos corresponda.
Conciencia antes de actuar, de llevar a cabo un hecho pensando que vamos a decir con la seriedad que nos caracteriza.
Instinto que nos permita progresar, crecer, sentirnos felices justamente por nuestro desarrollo que tanto anhelamos, criterio para cada paso que damos.
Dignidad en todo momento de nuestros actos que nos dejará en claro qué clase de personas somos, con un dejo de humildad, la que nos permitirá continuar ascendiendo escalones, incrementando nuestro intelecto.
Amplios en nuestro modo de pensar, ser lo suficientemente abiertos aceptando a quienes nos rodean, tal como son, sin intentar modificarlos.
Deseos de que la vida sea maravillosa para cada habitante de este planeta, tal como la haya soñado. Vivir y dejar vivir, ser felices!
Mercedes Giangrande