Por Mercedes Giangrande. “Garantía” de poder utilizar dicho servicio sin sentirnos culpables de que estamos concediéndonos un lujo. Dado que es una prioridad: utilizándolo para cocinar los alimentos, los que nos permiten alimentarnos. Calefaccionar la vivienda sin tolerar temperaturas desagradables las que luego nos provocan una serie de enfermedades. En ambos casos el no contar con dicha posibilidad, deteriora nuestro organismo como así también nos provoca otras erogaciones, acudir al médico sumándole las medicinas para recomponernos. Agregándole el bañarnos que forma parte de los hábitos de todo ser humano. Dado que no todos los calefones son eléctricos, electricidad capítulo aparte.
“Austeridad”: situación desagradable por cierto que obviamente se torna grisácea, la que nos conlleva a un panorama turbio. Limitándonos el poder pensar con la finalidad de evitar tales circunstancias.
¿Cuál es la “solución”? a este explosivo aumento, el que rogamos sea considerado. Se habla de diferentes casos: los usuarios que recibieron la factura con aumento, quienes la abonaron y quienes aún no. Otro caso: quienes no recibieron hasta el momento el desbordante aumento. Del que no se encuentran exentos.Explican que las mismas se recibirán troqueladas para ser abonadas en cuotas, como así también a quienes les corresponda reintegros los percibirán en las próximas facturas.
Si anexamos garantía, austeridad y solución completamos la fórmula: gas. Algo tan elemental que en vez de provocarnos calor, este se transforma en un frío intolerable.