Cada día nos encontramos con más obligaciones, la nueva es recorrer supermercados grandes o pequeños, verdulerías, fruterías y almacenes como así también fiambrerías y panaderías. Sin dejar de lado artículos de perfumería y limpieza.
Dicha excursión la realizamos para tener idea en cuál comercio nos conviene comprar, en dónde los precios están a nuestro alcance. Tarea un tanto agotadora dado que no es lo único que debemos hacer.
Tener la posibilidad de que los medios de comunicación nos proporcionen esta información nos alivia nuestras tareas domésticas, dado que no es la única que debemos realizar, las que incursionan en nuestra frágil economía.
Tengamos presente que comer: término de tan sólo cinco letras que causalmente comienza con la letra C de CALIDAD, no es un LUJO, muy por el contrario es una necesidad imperiosa para todo ser humano.
Me parece útil formar una comisión vecinal como se estilaba antiguamente, integrada por diez personas o el número de las mismas que se considere necesario, que puedan dedicar una hora de su tiempo a realizar la caminata para salir de tal encrucijada.
No obstante no es demasiado práctico dado que luego saldremos corriendo en busca de los productos que son de nuestro interés, con la posibilidad de que los mismos aún estén en la góndola sin que se hayan agotado.
Somos consideraros pertenecer a un país del primer mundo, sin embargo me parece estar viviendo en la época de las cavernas, la que obviamente no viví sino que la leí.
Entonces ¿Cuál es la solución? “Continuar obteniendo la información a través de los medios de comunicación”. Además ¿Cuál es el beneficio de no obtenerla? El conservar un estado atlético impensado dado que corremos la mayor parte del día para cumplir con todas nuestras actividades, agregándole ahora una más.
Se asemeja a una burla pero no deja de ser un hecho lamentable que se le suma a la eterna lista de medidas, que día tras día se van sumando.
Mercedes Giangrande