Esquina Carlos Gardel revive la sofisticación, lujo y estilo del tango en la década de oro de Buenos Aires. El show de inusual despliegue técnico y una propuesta artística de nivel internacional transportan al espectador a una mística atmósfera tanguera.
Por Danilo Raticelli. En el Buenos Aires de fines del 1800, cuando el tango comenzaba a propagarse y fundirse en el alma del pueblo, mezclándose lentamente con la esencia de los nativos e inmigrantes y la aldea desordenadamente pretendía convertirse en ciudad, uno de los barrios más pintorescos, que respiraba trabajo de día y tango de noche, era el del Abasto”. Desarrollándose lentamente alrededor del mercado abastecedor que le dio su nombre, el Barrio del Abasto fue testigo del nacimiento de un ídolo indiscutido
Carlos Gardel. El Morocho del Abasto, como le decían, creció y se formó en ese entorno insólito e irrepetible: cuenta la historia que cuando Carlitos conseguía burlar a sus celadores del Colegio Pío X, atraído por un misterioso imán, se internaba en las callecitas ruidosas del barrio, entre trabajadores vivillos y rufianes que perseguían sus oportunidades diarias y mercaderes que apilaban jaulones con pollos, gallinas y verduras. Este ámbito especial lo nutrió de esa tremenda personalidad que lo llevó rápidamente a triunfar y tomar la dimensión de icono absoluto del Tango.

En una esquina de la cortada bautizada Carlos Gardel en su homenaje donde está hoy emplazada la estatua que lo inmortaliza, existía por ese entonces un restaurante que cobijaba entre sus paredes a los pintorescos personajes del mercado el Chanta Cuatro Testigo mudo de una historia única donde Carlitos Gardel solía reunirse con sus amigos y compinches a cenar, trasnochar cantar o simplemente amanecer.
Gestando su excepcional perfil de cantor criollo amalgamando valses tonadas cifras milongas y diferentes estilos de la época. El Chanta Cuatro abrió sus puertas en el año 1893, bajo la forma de Restaurante y Hotel Familiar de dos plantas. Incluía entre sus facilidades una cancha de bochas, juego tradicional de ese entonces que motivó el origen del peculiar nombre del lugar. Hoy, más de 100 años después esta historia vuelve mágicamente a repetirse Esquina Carlos Gardel situada exactamente en el mismo predio dónde funcionaba el Chanta Cuatro une estas dos auténticas historias y nos ofrece una alternativa inigualable e insuperable en restaurantes temáticos deTango.
El Lugar Por donde quiera que sea se respira tango. La elegancia y esplendor viven en cada rincón de este lugar deslumbrante. Sus tres niveles los dos últimos

Carlos Gardel
destinados al sector VIP seducen con cada uno de sus detalles y su refinado amoblamiento. Esquina Carlos Gardel cuenta con capacidad para recibir y cautivar a 500 personas que al igual que el tango querrán quedarse a vivir. El Show Se apagaran las luces afinará la orquesta y piernas esquivas comenzaran a danzar.
La sensualidad presente en cada coreografía representa en vivo homenaje al tango. La orquesta enlaza bailarines y voces confirmado la calidad interpretativa que usted aplaudirá de pie. SHOW Octeto Virginia Di salvo con dirección de Érica Di Salvo 1 piano 2 violines 2 bandoneones 1 viola, 1 violonchelo 1 contrabajo Cantantes. Patricia Lasala y Marcelo Rey 8 parejas de baile 5 cambios de vestuario por pareja
Excelente cocina un ámbito exquisitamente decorado estilo Art Nouveau, recreando fielmente la sofisticación de los salones más lujosos de la época facilidades técnicas de última generación propuesta artística de altísimo nivel y una mística atmósfera que lo llevará a experimentar una noche inolvidable. No podía ser de otra manera si hasta el mismo Carlos Gardel los está esperando en la puerta. Gentileza Esquina Carlos