Elegís tu lugar en el mundo y te afincás en un barrio tan hermoso como Palermo. Debés mudarte, con el tiempo, y te resistís al olvido de ver , en las mañanas, toda esa belleza eterna que se funde con la naturaleza.
Grabás en tus pupilas las alas de las pájaros que revolotean los parques y plazas de la Comuna, pero lo que sí nunca podés soslayar es lo increíble que puede llegar a ser la imágen imperdible de un amanecer en tu barrio cuando existe un paisaje tan fabuloso como el Rosedal.
Son imágenes de la Ciudad.