Por Ana Leguísamo Rameau. Es normal andar por Palermo y ver la gente sin el uso del barbijo obligatorio. La poca toma de conciencia por combatir el coronavirus y el escaso respeto por el otro, es increíblemente llamativo, como si esta perra enfermedad fuera una mentira inventada por los investigadores del mundo entero.
Sólo basta ver, en las obras de la construcción, donde se levantan los nuevos edificios, cómo los obreros se juntan, gritan y se agitan (salivando sobre el otro) y sin barbijo, como si nadie les hubiera advertido sobre el Covid-19. Por otro parte, en los parques y plazas, si bien están al aire libre, nadie porta máscara facial porque, según ellos, se sobreentiende que nadie se contagiará pues el aire se llevará todas las bacterias malas. Ni qué hablar en los bares. Existen algunos, sin generalizar, donde las mesas explotan y allí es todo una charlatanearía donde nadie usa protección y tampoco existe distancia.
Uno habla con amigos y algunos cuentan que en su barrio acatan perfectamente las reglas y que la distancia o el uso de la máscara forma parte de una formalidad rutinaria.
En lo que respecta al barrio de Palermo, obviamente sin generalizar, las fiestas clandestinas, los grupos numerosos sin distancia o la falta de protección en la cara, son postales actuales del día a día que merecen un castigo por parte de las autoridades.
El grado de inconciencia y de poca cordura ponen al ciudadano en un riesgo que no tiene vuelta atrás. Por ello, cuando uno ve a un médico o enfermero, suplicar desesperadamente que nos cuidemos, tengo la impresión que sólo hablan en vano o a pocos receptores irrespetuosos por la vida del otro. Sin embargo, existen innumerables grupos de desfachatados que sólo piensan vivir a pleno a sabiendas que, en el día de mañana, ocuparán las camas que no se merecen dejando a esos pobres enfermos que, muchas veces, quedan en los embates de la batalla de la vida. Lo que es peor, van rumbo a la muerte directa por falta de oxigeno porque los impertinentes se han robado la oportunidad de una vacante que no les corresponde en el hospital.
Cuando los políticos explican que el índice de contagiados ha bajado en Capital, pienso se han equivocado en la suma o tal vez me surge la duda: «¿Será que las estadísticas se auditaron en varios barrios obviando la contabilidad en la Comuna 14?»