Existen muchas personas pobres y vulnerables que cuando logran obtener un trabajo fijo, un contrato, un ascenso, o se han ganado el prode o la lotería, rápidamente, manifiesta menosprecio por el resto de sus “vecinos, amigos, colegas o familiares”. También, les molesta el hecho que el resto tenga oportunidades de progreso o bienestar. Le incomoda, que su vecino compre un auto nuevo, un departamento, o estudien en una Universidad de prestigio nacional.
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De este modo, María Guidobono analiza este síndrome que coquetea con el resentimiento de Doña Florinda y el entorno que la saca de quicio.














