En el suntuoso salón de actos del primer piso del edificio, conocido como Salón Dorado, el Instituto Popular de Conferencias, que funcionaba en el diario, organizaba reuniones semanales. Las grandes figuras de las letras y las artes, tanto argentinas como extranjeras, pasaron por el salón, donde también se ofrecían conciertos.
Además de un ejército de artesanos, dos grandes maestros del arte de los argentinos trabajaron en las pinturas decorativas del edificio: Nazareno Orlandi (1861-1952) y Reinaldo Giudice (1853-1921). Nacido en Ascoli Picceno, Orlandi llegó a nuestro país en 1889 invitado por su compatriota el arquitecto Francisco Tamburini, para incorporarse al equipo de trabajo de la Casa de Gobierno. Se había formado en Florencia, especializándose en las grandes decoraciones. Entre sus obras recordamos las pinturas de las iglesias El Salvador, San Pedro y santo Domingo, la antigua Biblioteca Nacional, el Consejo Deliberante y el Cine Gran Splendid, hoy librería El Ateneo de la Avenida Santa Fe. En el edificio de La Prensa realizó las magníficas pinturas de los techos del salón Dorado.














