Un día feriado y una tarde de otoño a cielo limpio se vislumbra en la Capital. Allì, nos permite recorrer las calles de Buenos Aires, a pocos pasos donde tranquilos y no tan solos charlan Olmedo y Portales. Puede ocurrir que pase inadvertida una mansión de estilo neo renacentista. Fue la casa del coleccionista Don Isaac Fernández Blanco, y primera sede del museo. En ese lugar, se descubre una arquitectura romántica con cúpula de vitraux en sus techos. Hay una casa de tres pisos que, en su interior, acuna a cientos de muñecas de tiempos idos. Las hay de porcelana de tela, mientras sus rostros denotan alegría, tal vez enojo, y hasta una làrima estruja su corazón de niña. La famosa Marilú, con sus pertenencias, su tocador, o toilette, dependiendo de la época, està en su dormitorio al alcance de los visitantes, con altura desde un promedio de un metro. Ellas se dedican a charlar en su mecedora, o ir a preparar la leche en delicados juegos de porcelana. Fue toda una época de los que en el viejo continente dedicaron su vida a un trabajo para alegrar a pocas niñas, ya que por sus materiales, no todas las familias podrían adquirir una de ellas. En una vitrina se puede ver un atractivo pesebre que data de 1926, con cuarenta y cuatro imágenes qué arribaron a Buenos Aires por esos años. El artista Antón Comploj, fue el creador, para la familia de Giuseppe y Judith Croci, quienes donaron al Museo las piezas, que se encuentran en buen estado de conservación.
Aquì, en este recorrido, se puede apreciar un traje de granadero de mediados del siglo XIX, mientras que, a su lado, hay una antigua caja de música con fotos de la época, con las familias que, con su desinterés, se fueron desprendiendo de un material valioso. Tambièn es el caso de las hermanas Mabel y María Fotheringham.
Antes, a las cinco de la tarde, todo era silencio, y las niñas se retiraban, algunas a tomar la leche, otras a realizar las tareas del colegio, y el marinero corrìa para no perder su barco, y era quien se preparaba con sus mejores galas para ir al teatro. ¡Sí, al teatro ¡ahí muy cerca de sus habitaciones, en un hall de lo más elegante con sillas tapizadas de colorado.. A las muñecas le gustaba la poesía.
Esta visita al Museo Fernández Blanco deleita a todo público con un monólogo de la actriz María Marta Guitart. Al pié de la escalera hay un piano de cola, que nos espera , para silenciar sus notas y dar paso al talento de quién era admiradora de García Lorca y quien ha desarrollado su vida artística en la poesía del joven poeta.
“Federico tuvo un sueño” – es una experiencia poético – teatral inspirada en un cuento
De Antonio Tabucchi, con textos y poemas de Federico García Lorca, donde la palabra y la acción es la protagonista. El poeta confunde sueño y realidad en una época embravecida, allá por 1936. En escena la actriz María Guitart recuerda a los personajes de “Doña Rosita la soltera”, “Yerma”, y otros textos.
El monólogo “Federico tuvo un sueño” fue invitado a integrar la programación en Barcelona en 2012.
Para quienes le interese la obra de Lorca y sus contenidos, la dramaturga, actriz y directora de “Federico tuvo un Sueño” realizará en el museo un espacio de encuentro destinado a conocer la obra y, por medio de sus poemas, utilizando el movimiento corporal, la voz , el texto para quienes tengan la inquietud de descubrir sus habilidades .La entrevistada- recordó sus tiempos, en los cuales ella recitaba sus poemas –en el colectivo 24, de nuestra ciudad, siendo recibida con afecto por llevar la poesía en movimiento. Este encuentro forma parte, eralmente, de una tarde agradable con gente amable y feliz de recibir a todo aquél que quiera conocer y disfrutar.
Datos: Museo Fernández Blanco. Teatro 2013.
Sede Casa Fernández Blanco-Hipólito Yrigoyen 1420.
Sala patrimoniales ¨Había una vez. Muñecas y Juguetes¨.1870-1940.
Martes a Viernes de 12h a 18hs./ Sábados y Domingos de 11 a 17 hs.
Entrada libre./Bono Contribución.
Azucena Cerundolo