
Caminamos por el Barrio de San Nicolás y, de pronto, nuestra vista se eleva a la belleza que nos ofrece un edificio marrón, invadido por la arquitectura barroquista. Una vecina sonríe y mira perpleja: «Es todo un orgullo este edifico», comenta «Es el Palacio de Aguas Corrientes o Aysa para los vecinos de Buenos Aires» Luego, comprendemos que estamos frente a ese sitio desde donde se distribuye el agua hacia todas las Comunas.
Este elegante edificio fue inaugurado en 1894, y es uno de los lugares más atractivos de Buenos Aires. Fue el primer Gran Depósito Distribuidor que tuvo la Ciudad, hoy es un Monumento Histórico Nacional.
Este Palacio constituye una obra impar del arte y la técnica del siglo XIX. Por fuera una fenomenal envolvente de terracota, por dentro una de las mayores estructuras de hierro fundido del continente.
Su gran depósito distribuidor está revestido con 300 mil mayólicas inglesas, guarda en su interior, una enorme estructura de hierro fabricada en Bélgica: 3 pisos de tanques sostenidos por 180 columnas capaces de albergar más de 72 millones de litros de agua para el abastecimiento de la Ciudad.
Se trata de una obra única en su tipo, verdadero testimonio de la importancia otorgada a la higiene pública y al agua potable por gobernantes de la época.
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El Palacio de Aguas Corrientes (Aysa)