«Pena me da» dirìa algùn tanguero por allì perdido. Lo cierto es que el Museo Eduardo Sivori, del cual nos han quedado tantos recuerdos en vista de innumerables esculturas y exposiciones màgicas, hoy se ha transformado en un simple cafè porteño. Años atràs, y con mucho orgullo, este cafè se presentaba asì por los Amigos del Museo: Frente al patio de esculturas, con una variedad de delicias gastronómicas y un clima inigualable, la confitería recibe a muchos de sus asiduos visitantes. Ofreciendo a diario platos principales para el almuerzo (Crêpes de setas, Pollo a la Sívori , ensaladas varias, etc.) y una exquisita pastelería de elaboración casera (Torta Pecado Original, Mandarina Voluptuosa, Negrita Mía, Torta de ciruela y cerveza), entre otras especialidades.
El Cafè Sìvori
Av. Infanta Isabel 555 (frente al Rosedal)
Palermo, Ciudad de Buenos Aires
Tipo de cocina: Cafetería y comidas tìtpicas criollas
Tel: (011) 4777-9338
Segùn «La Crìtica» Los fines de semana las mesas ganan todo el Patio de Esculturas del Museo Eduardo Sívori. Siempre hay una cara conocida. Mientras Claudia Lapacó almuerza a la carta, me salteo los sándwiches y pruebo las sugerencias del día con una limonada con jengibre y menta en jarra, pese a los tentadores pisco sour que veo pasar, al parecer, el trago de la casa. El pollo a la Sívori a la mostaza y miel llega con salsera y un sabroso chutney de manzanas, ensalada de endivias, rúcula y champiñones. Las gotas de sol sobre la mesa recuerdan una pintura romanticista de Cézanne o Monet, en pleno Palermo siglo XXI. El arte está cerca y contagia. Como buen Café, el fuerte es la pastelería, a cargo de María Luján Sánchez, abogada devenida gastronómica, al igual que sus socias, Gabriela Turner y María Marta Talliaferro, profesionales de otros rubros, aceitadas en al arte de recibir. Exquisitas tartas de mandarina; zanahoria o de ciruelas, higos, dátiles y cerveza negra. Los postres no se quedan atrás: mousse de limón; cheescake de arándanos; crema helada de tiramisú y trufa de chocolate, todos de excepción. Los precios son tan amables como las anfitrionas, que planean abrir los jueves por las noches ofreciendo cenas a puertas cerradas, previa reserva, cuando el museo duerme, con la seguridad y vigilancia de siempre. Imperdible.
Aproximadamente desde el mes de diciembre de 2016 el museo Eduardo Sìvori entró en un proceso de reformas de las salas C, D y Cripta (como se las denominaba internamente) para ampliar sus espacios expositivos. Pero el problema no fue estrictamente ese: aun cuando se tuvieron que suspender gran parte de los talleres, es sabido que el museo precisaba de una ampliación de sus espacios expositivos ya que esa carencia le imposibilitaba, por ejemplo, exhibir su patrimonio estable al mismo tiempo que organizaba y dispone las diversas exhibiciones temporarias regulares u ocasionales (Salón Manuel Belgrano, Premio Estímulo de Fotografía Francisco Ayerza, etc.).
Tita Malvie (vecina del lugar) expresa: Extraño el Museo Sìvori. Antes se leìan carteles invitando a ver sus exposiciones. Hoy, hay pizarras que invitan a comer choripan. No se puede creer la falta de respeto y el mal que le hacen al arte desde todo punto de vistas estos gobernantes.