El Cabildo de Buenos Aires fue el ayuntamiento o corporación municipal de la ciudad de Buenos Aires que funcionó desde la fundación de la ciudad en 1580 hasta su supresión en 1821. En la actualidad la expresión cabildo de Buenos Aires se utiliza para referirse al edificio que albergó al ayuntamiento, el cual, con modificaciones en su estructura, es hoy el Museo Histórico Nacional del Cabildo y de la Revolución de Mayo.
El cabildo de Buenos Aires fue escenario central de la Revolución de Mayo de 1810, que derrocó al virrey español Baltasar Hidalgo de Cisneros y derivó en la guerra que llevó a la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
El edificio del cabildo se halla situado en la calle Bolívar N°. 65, en donde ocupa un solar asignado para él por el fundador de la ciudad, Juan de Garay, frente a la Plaza de Mayo, el centro fundacional de la ciudad. Fue declarado monumento histórico nacional en 1933 y fue objeto de sucesivas alteraciones, fijándose su aspecto actual en 1940.
Al igual que los demás cabildos de la América española, el de Buenos Aires tenía primariamente atribuciones judiciales y de administración municipal. Los alcaldes ordinarios del cabildo administraban justicia en primera instancia en lo civil y criminal, mientras que los regidores y otros funcionarios se ocupaban de los distintos quehaceres de la administración comunal, tales como el aseo, el ornato y el abastecimiento de la ciudad y su ejido. El cabildo también tenía algunas atribuciones políticas, pues hasta que en 1716 fue creado el cargo de teniente del rey los alcaldes ordinarios suplantaban interinamente al gobernador.1 Para representar sus intereses podía el cabildo enviar procuradores a España o dirigirse por carta al rey.
Usando sus prerrogativas de fundador de la ciudad el 11 de junio de 1580 Juan de Garay designó a los primeros alcaldes ordinarios y seis regidores:2
Alcaldes ordinarios: Rodrigo Ortiz de Zárate y Gonzalo Martel de Guzmán
Regidores: Pedro de Quirós, Diego de Olavarrieta, Antonio Bermúdez, Luís Gaytán, Rodrigo de Ibarrola, y Alonso de Escobar
Procurador: Juan Fernández de Enciso
Cumplidos sus mandatos, los siguientes alcaldes y regidores fueron elegidos por los regidores salientes cada 24 de junio hasta que a principios del siglo XVII comenzaron a hacerlo cada 1 de enero, no pudiendo ser reelegidos hasta pasados dos años y debiendo ser confirmados por el gobernador. A partir de 1591 el rey ordenó que los cargos menores pudieran ser vendidos en subasta pública —que normalmente se hacía en Potosí— para ser ejercidos en forma vitalicia y transferible a terceros, siendo Bernardo de León el primero en adquirir un cargo —el de depositario general— en 1607, que ejerció por 30 años.3 Luego el rey ordenó que los cargos de regidores y otros oficios sin jurisdicción judicial fuesen también vendidos, por lo que en 1617 Juan de Vergara compró los 6 cargos de regidores y los distribuyó entre sus parientes. A partir de entonces las elecciones solo se hacían para nombrar a los dos alcaldes ordinarios, al alférez real y a los alcaldes de hermandad, sin embargo, por falta de interesados muchas veces se producían vacantes, lo cual indujo a la Real Audiencia a alquilar cargos por un año a partir de 1663.4 Desde 1705 los regidores volvieron a ser elegidos, alternando anualmente con los vitalicios, y debiendo ser confirmados por el gobernador que era el presidente del cabildo. Entre 1785 y 1799 los alcaldes ordinarios tuvieron mandatos de dos años con renovación de uno cada año, y desde 1786 se suprimieron los regidores vitalicios y se incorporó al cabildo el síndico procurador.
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Solo podían integrar el cabildo y votar en los cabildos abiertos aquellos ciudadanos que eran vecinos permanentes de la ciudad, poseyendo alguna propiedad y teniendo familia y oficio no vil. Al alcalde ordinario de 1° voto le correspondía ser juez en lo civil y al de 2° voto en lo penal, mientras que los alcaldes de hermandad administraban justicia en la campaña. Los regidores formaban en conjunto el llamado regimiento y se los elegía y votaban en un orden determinado. El cargo de alférez real, quien portaba el estandarte del rey, representaba el mayor honor y podía acumularse con otro cargo. Otros funcionarios eran elegidos por el cabildo entrante: entre ellos el fiel ejecutor, el alguacil mayor, el mayordomo y el síndico procurador. El tesorero y el contador eran oficiales reales.
En 1821 el gobernador de Buenos Aires, Martín Rodríguez, dispuso la extinción del cabildo de Buenos Aires.
Fuente Texto: Wikipedia. Fotos: Foro de Baires