Por Danilo Raticelli. En la vida real, esta fantasía es menos exagerada, y muchas veces implica que el marido anima a la mujer a acostarse con otros hombres sin que él lo sepa. Pues bien, esta tendencia sexual se está imponiendo también en el mundo LGBT.
Un reciente estudio ha investigado la conducta detrás de este fetiche que gusta cada vez a más gente. Por un lado, reconocen que la llegada del matrimonio gay ha disparado la obsesión de muchos gays por probar el cuckolding y ver como su marido se acuesta con otro, ya sea delante suyo o fuera de casa.
El estudio, elaborado por David Ley, Justin Lehmiller y Dan Savage, analiza las fantasías de cornudos de tanto heteros como gays. De hecho, son 580 los gays que han participado en el estudio, una muy buena cifra para un tema tan controvertido.
Para lo hombres, ser cornudos no es tanto un tabú porque la norma de la monogamia para toda la vida no es tan fuerte en la comunidad LGBT. Aún y así, sigue siendo morboso por muchas razones. No es cuckolding si no tiene un elemento de humillación, degradación o negación”.
También llegan a la conclusión que en muchos casos la fantasía decepciona una vez se vuelve realidad, y que no es lo mismo soñar con que tu marido se acuesta con otro que realmente verlo y vivirlo.