Más allá de las creencias de cada individuo, tomemos estos días como un tiempo de reflexión en búsqueda de soluciones para frenar semejante inmunidad, que padecemos.
Señores gobernantes ustedes forman parte de mi pedido, dado que tienen las herramientas necesarias para concluir con los hechos delictivos que se producen a diario, entiendo que existen un sinfín de situaciones que resolver ¡¡todas tienen prioridad!! No obstante en primer lugar se encuentra la “violencia de género”.
Acentuar la seguridad, controlar de ser necesario domicilio por domicilio, terminemos con la violencia, con la agresión, con el salvajismo, los que se transforman en un grado de locura que provocan estragos.
Evidentemente no es suficiente manifestarse solicitando justicia, ya que cuando el encuentro se produce, es porque estamos ante la presencia de una nueva víctima. Siempre hemos respetado que la persona que comete un delito es porque atraviesa alguna enfermedad.
Me pregunto ¿la víctima qué lugar ocupa en esta escena tan cruel? Dado que para que se produzca un acto de violencia debe haber mínimo dos personas, el atacante y el atacado. Probablemente ambos tienen sus derechos, el enfermo a ser curado y la víctima a VIVIR.
VIVIR se entiende el significado de esta acción, verbo o como se lo desee calificar. Más allá del sufrimiento de los familiares de la víctima, se detuvieron a pensar ¿qué sintió ese “ser” mientras se lo maltrató, golpeó o por qué no “en ese lapso de tiempo que se lo torturó”?
Secuestros, extorsiones, muertes, a cualquier edad de las dos partes, (víctima y victimario) se asemeja a una película de terror, sin embargo es una realidad difícil de aceptar, con la que no deseamos convivir más.
Desde niños hasta adultos son violentados de modos increíbles, no perdamos la “FE”, no obstante muéstrennos la “SOLUCIÓN”.
Sábado 19 de Abril de 2014 acercándonos al domingo de Pascua, con la posibilidad de que ilumine nuestros corazones como así también nuestras mentes.
Mercedes Giangrande