No siempre me dedico a remarcar la falta de dinero, la cual nos impide estar al día con los compromisos adquiridos. Tengo en cuenta otros temas, que también hacen a la vida cotidiana. Como por ejemplo el saber convivir, los afectos como así también el buen trato para con el otro. Motivo por el cual más de una vez debemos ser pacientes como así también aprender a ponernos en el lugar del otro, sin tener en cuenta la edad. No siempre estamos acertados en nuestro parecer o forma de pensar.
Es probable que la persona con la que dialogamos no posee la facilidad de palabra para expresar lo que siente, así mismo deja notar que es incapaz de lastimar con la palabra. No debemos pretender que ambos pensemos del mismo modo.
Tal vez suene extraño que diga: “ponerse en el lugar del otro” frase que deberíamos tomarla como una gimnasia. Dado que es un ejercicio que reconforta. A nosotros nos gustaría que fuese a la inversa, ante una situación similar resultaría placentero sentirse comprendido.
Puede resultar simple o no, no obstante nos hace ser mejores personas, si bien la idea es acompañar a nuestro interlocutor. Aceptar, comprender, dialogar, escuchar son vocablos que se encuentran en el diccionario.
Concluyendo “si nos ponemos en el lugar de…” las ideas fluirán con más facilidad, aun cuando los pensamientos no conjuguen.
Mercedes Giangrande














