Los que trabajamos en el ambiente del fútbol o lo seguimos como hinchas (de los buenos), siempre queremos que además de que nuestro equipo gane, que sea el justo ganador y jugando bien. Lamentablemente pasó lo contrario en el Mario Alberto Kempes de Córdoba, y no porque Boca y Rosario Central jugaran mal, sino, porque esta injusticia del fútbol tuvo esta noche nombre y apellido: DIEGO CEBALLOS.
Sí. El árbitro que dirigió esta noche la gran (un modo de decir) final de la Copa Argentina, inclinó furtivamente la balanza para los dirigidos de Arruabarrena. Sí bien el campo no ayudó para ninguno de los dos, ya que durante el dia miércoles llovió mucho en dicha provincia, tampoco puede haber un «exceso de favoritismo».
Los que seguimos el fútbol de Ascenso (en mi caso, cubriendo la campaña de Atlanta), a Ceballos se lo conoce muy bien dentro de esta categoría, y hay muchos que siguen dirigiendo en las divisionales de AFA, y que pueden subir a los arbitrajes de Primera, tales como:
Gaston Meinieri.
Pablo Dóvalo.
Germán Bermúdez.
López Aldazábal.
¿Qué decir de este encuentro?. Boca y Central eran parejos, pero ninguno lastimaba al rival con aproximaciones. Se estudiaban mutuamente, y se notaba un juego de tácticas. Como el Ajedrez.

La primera polémica se produjo a 8 del cierre de la primera mitad, cuando un centro encuentra a la cabeza de Marco Rúben y concretaba el 1-0. Pero esa jugada se invalidó, por un inexistente offside del delantero «Canalla» (en la televisión se mostró claramente que estaba habilitado. Sin embargo el que sí lo estaba, era Larrondo pero no participó de la jugada). Ésto provocó la lógica reacción del técnico Eduardo Coudet, que tras un exceso verbal, se iría expulsado.
En el segundo tiempo, comenzó sin mayores sobresaltos, hasta los 6 minutos, cuando Tévez fué tomado de afuera del área y aunque parezca mentira, Ceballos cobró penal.
Nicolás Lodeiro, con muy poca carrera, ponía el transitorio 1-0 para Boca.
Central no pudo, ni supo como llegar al empate. Rúben ya estaba extenuado e impotente del resultado en contra.
Recién el Xeneize liquidó la final, cuando Meli desborda por la derecha y le deja servido a Andrés Chávez, para un resultado totalmente injusto y con la complicidad de un Diego Ceballos que en la noche cordobesa, quedará marcado como uno de los más bochornosos de nuestro fútbol.
Boca consigue su segundo título en menos de 72 horas, cerrando un buen año de este último semestre.
Central mientras tanto, llora de impotencia, de humillación, de desconsuelo. Así lo entiende Coudet y los suyos. Una noche que jamás se va a olvidar.
Lo peor, que se haya visto en el fútbol argentino.
Luis Lorenzo












