Por Mercedes Giangrande. Se habla de desaparecidos, secuestros, accidentes automovilísticos como así también de aviones. De tormentas, tornados, granizos, dejando cada caso secuencias nefastas. Resumiendo saldos negativos, es decir familias destruidas ¿Dónde quedó la paz, la alegría, el placer? Nos toque o no de cerca nos afecta de igual modo. Luego de dicha introducción: políticos o aspirantes a serlo o para aquellos quienes desean recuperar aquel lugar presidencial que han perdido, deben estar al tanto de tamaña barbarie. Me expreso de tal modo no siendo mi deseo agravar el panorama, sino porque es pura realidad.
Siendo mi opinión: – que deberían acercarse a tal episodio desde la empatía para con quienes son partícipes de tanta violencia -. Buscando el modo de que concluya la aberración, la maldad, la agresión.
En vez de continuar subiendo peldaños a como dé lugar, con la finalidad de llegar a la cima de la montaña. Es muy probable que en vez de trepar como en una jungla, si se ocupasen de resolver los hechos mencionados por todos los medios de comunicación. A los que les podemos sumar robos, delitos ocasionados por consumo de alcohol, drogadicción, etc.
Tendrían mayores posibilidades de ocupar ese lugar tan deseado, dado que accionando se logra más que con monólogos, en su gran mayoría inentendibles.