Por Vanesa Armesto. Hola, ¿tenés departamentos en alquiler? La respuesta más recurrente en las inmobiliarias, hoy en día, es: NO, no tengo nada en alquiler. Tener un departamento en alquiler se transformó en la figurita de Messi del mundial para las inmobiliarias.
Esta es la consulta que se repite, con una misma respuesta, desde que rige la ley; ubicación y hasta incluso valor pasaron a ocupar un lugar secundario, lo importante es conseguir un lugar para vivir.
Ya pasaron dos meses desde la última sesión, y aún desde la Cámara de Diputados no hay fecha para su definición por falta de quórum. Un tema prioritario, que merece ser solucionado, como es el acceso a la vivienda, quedó en medio de un fuego cruzado de intereses.
Mientras tanto, la frustración se apodera de la mayoría de los inquilinos, propietarios y también inmobiliarios. A los inquilinos se les imposibilita el encontrar una vivienda, y en muchas ocasiones deben optar por “lo que haya” y al precio que “sea”, porque no tienen otra opción, movidos por la necesidad de encontrar su hogar. Quitándoles de esta manera la posibilidad de elegir.
Para los propietarios, la incertidumbre que genera esta ley, en el marco contractual, hace que retiren sus inmuebles y los vuelquen a la venta. Y otro tanto especula con un cambio o derogación de esta ley y para no quedar “atrapados” en un contrato como los que rigen actualmente.
Y después estamos nosotros, los inmobiliarios, que sufrimos esta situación a la par de inquilinos y propietarios. Vemos el descontento de la gente y también vemos cómo se nos priva, por una fallida medida, de una parte fundamental de nuestro trabajo, y más aún teniendo en cuenta el difícil momento que atraviesa el sector.
Ante la falta de ventas, para muchas inmobiliarias, la firma de nuevos contratos, renovaciones y también las administraciones de estos alquileres, representa un ingreso importante en este contexto.
El mercado locativo de viviendas está desabastecido por el retiro masivo de la oferta. La única causante de este conflicto es esta ley, que extendió el plazo mínimo a 3 años y estableció la indexación anual por el índice del Banco Central, que no favorece a nadie.
Los propietarios quedan atados a un mismo valor por un año, viendo como única forma de resguardarse arrancar con un valor alto; pero con los índices de inflación en aumento, se licua en los primeros meses.
Y para los inquilinos el ajuste se traduce en un salto difícil de afrontar, ya que los salarios no se equiparan al índice ICC, que para el mes de septiembre arrancó en 64,67%, y ante la coyuntura económica actual difícilmente pueda proyectarse un techo para este porcentaje.
Esta Ley produjo un derrumbe histórico en la oferta de unidades en alquiler. No solo se retiraron del mercado propiedades, sino que también provocó que muchos inversores, una vez finalizados los desarrollos, no ingresen esos departamentos y los pasen a la venta en forma directa, por la inseguridad que se genera.
Los propietarios buscan resguardarse de una ley que los deja desprotegidos, en lo legal y económico, y la forma que encuentran es salir del mercado, retirando sus bienes.
En épocas normales, la cantidad de departamentos entre dos y tres ambientes rondan las 6.000 unidades; actualmente no alcanzan a 1.000, sumado a que encontrar, en algunos barrios, inmuebles de estas características, es una odisea.
Esto se traduce indefectiblemente en un aumento de precio que deja a los alquileres, sobre todo en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires, fuera del alcance de muchos habitantes.
Es clave que se modifique esta ley. En la volatilidad económica que vivimos, pensar en pactar un valor anual, les agrega incentivos a los propietarios para retirar sus inmuebles.
Mientras continúe este estado de incertidumbre que genera el no saber qué va a ocurrir, vamos a seguir inmersos en un mercado en el que todos pierden.
*Vanesa Armesto: Editora periodística de Real Estate Data. Periodista y Corredora inmobiliaria matriculada de Cucicba. Matrícula 1413. Con una trayectoria de 20 años en el mercado inmobiliario