El Observatorio de la Deuda Social Argentina, de la Pontificia Universidad Católica Argentina, ya publicò estadìsticas sobre el Informe III del Barómetro del Narcotráfico y las Adicciones en la Argentina. Serie Bicentenario 2010-2016. «Venta de Drogas y Consumos Problemáticos. Una Aproximación Diagnóstica a las Adicciones en Jóvenes de Barrios Vulnerables».
Barómetro del Narcotráfico y las Adicciones en la ArgentinaRecientemente, el Papa Francisco ha expresado su preocupación por el narcotráfico, y también se ha referido a su crecimiento en nuestro país. Si bien él no nos ha solicitado alguna acción específica al respecto, como Universidad “pontificia” entendemos que nos corresponde hacer un aporte. Informado sobre este proyecto, nos alentó a desarrollarlo. Es por
Foto: Foro de Baires
ello que se incorpora al Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) este nuevo Barómetro del Narcotráfico y las Adicciones en la Argentina.Aquí se presentan los resultados comparativos recogidos entre los años 2010 y 2014, y es la primera entrega de una serie de informes que brindarán anualmente información estadística sólida y confiable, la cual habrá de servir para el reconocimiento del problema, su análisis y la toma de decisión acerca de las acciones a seguir. Diversas instituciones educativas vivenciamos con preocupación el aumento del narcotráfico y de las adicciones, y nos reunimos para discutir al respecto, pero a todos nos hacía falta un instrumento como el que aquí presentamos para evaluar el problema.InformesTemáticos: El Observatorio de la Deuda Social Argentina ofrece informes temáticos cuya finalidad es profundizar en el estudio y la investigación de aspectos relevantes brindando una mirada detallada de la situación. Dichos trabajos se realizan en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (EDSA). Una encuesta nacional con indicadores de desarrollo humano e integración social a hogares, poblaciones y niños residentes de áreas urbanas del país.Testimonios: La serie de “Testimonios del Narcotráfico y las Adicciones en la Argentina” presenta cortometrajes de investigación que tienen por objetivo dar a conocer aspectos de la realidad social desde el registro de sus protagonistas en primera persona.
El presente informe monitorea la evolución del registro de venta de drogas en los barrios y la situación respecto a la presencia de adicciones severas en los hogares urbanos de la Argentina entre los años 2010 y 2015, teniendo en cuenta distintas características sociales y económicas de los hogares. Por otra parte, dicho estudio busca profundizar el análisis sobre la situación respecto a las adicciones en jóvenes que residen en barrios vulnerables del Conurbano Bonaerense a partir de un relevamiento especialmente diseñado con este objetivo.
• En el período 2010-2015 se observa un importante incremento del registro de venta de drogas en el barrio. En otras palabras, aumenta de manera significativa la proporción de hogares que perciben de manera directa o indirecta que en su barrio se venden drogas ilegales. A finales de 2015, casi 5 de cada 10 hogares identifican la venta o tráfico de drogas en su calle, manzana o vecindario. En el año 2016 presenta 48,5% de los hogares percibieron venta o tráfico de drogas en sus barrios, observándose de esta manera un nuevo incremento en este indicador.
• Los valores más altos en el registro de venta de drogas corresponden a las regiones urbanas de mayor concentración de población (el AMBA y la Región Pampeana), así como también al norte del país (NEA y NOA). Sin embargo, las regiones que registraron mayor crecimiento entre 2010-2015 fueron la Patagonia y el NEA, así como también el Conurbano Bonaerense en el interior del Área Metropolitana. Las diferencias entre las distintas regiones no han sufrido cambios, sin embargo, se observa un aumento en la Ciudad de Buenos Aires, especialmente a partir del año 2014.
• El análisis de la evolución del registro de venta de drogas según características socioresidenciales de los barrios revela la alta vulnerabilidad que presentan frente al problema los asentamientos informales y los barrios de sectores populares y clases medias bajas urbanas. Entre 2015 y 2016 se observa especialmente en las villas y asentamientos informales un importante descenso, sin embargo, estos espacios siguen presentando los más altos niveles de registro de venta (3 de cada 4 hogares). Esto se expresa tanto en la tasa de expansión del problema como en los altos niveles de incidencia registrados. Por otra parte, si bien el registro de venta de drogas tiende a ser más alto en los espacios con baja presencia policial, el problema se incrementó de manera independiente de este factor.
• La identificación en los hogares de adicciones severas a las drogas o al alcohol tiene un efecto casi estable, sin diferencias significativas, en tanto que el consumo de alcohol observa una tendencia decreciente entre 2012 y 2015. En el 3,4% de los hogares urbanos de la Argentina se mencionan adicciones severas; el alcoholismo es la adicción con mayor presencia, mientras que el consumo de drogas ilegales es una problemática que afecta al 2% de las familias. En 2016, se ha observado una baja, aunque aún poco significativa, en la presencia de adicciones severas en los hogares urbanos (2,5%).
• Estudiando los diversos sistemas urbanos pueden observarse perfiles de adicción distintos en cuanto al alcohol y a las drogas. En AMBA hay una mayor problemática asociada a las drogas (especialmente en el Conurbano Bonaerense), en tanto que en NOA y NEA es sobresaliente el alcoholismo. Al asociar las toxicomanías analizadas, las regiones urbanas Conurbano Bonaerense, NOA y NEA se posicionan por sobre el resto en la severidad de la adicción. Estas diferencias no habrían registrado cambios durante el año 2016.
• La mitad de los hogares que buscaron ayuda para recibir orientación profesional frente a la adicción lo hicieron a través de instituciones públicas, observando diferencias según áreas urbanas. Esta situación tampoco registró cambios en el año 2016.
El estudio particular de los jóvenes de asentamientos informales del Conurbano Bonaerense revela distintos aspectos particulares de las problemáticas planteadas:
• Da cuenta de la mayor vulnerabilidad de estos jóvenes frente al avance del narcotráfico y las drogas en los barrios, dado su particular contexto de exclusión social y la ausencia de un Estado protector. Este avance se expresa no sólo en los altos niveles de prevalencia y consumo problemático de diferentes sustancias psicoactivas, sino también en el aumento del tráfico y la producción de diferentes tipos de drogas (pasta base), el registro por parte de los jóvenes de una colusión político-policial y la falta objetiva de instituciones públicas de asistencia y protección.
• Las condiciones de vida de los jóvenes de barrios informales del Conurbano Bonaerense se encuentran muy deterioradas. La mitad de estos jóvenes viven en hogares con necesidades básicas insatisfechas (50,7%) y bajo la línea de pobreza (50,6%). Estas condiciones se agudizan entre las mujeres, especialmente aquellas que tienen responsabilidades familiares y las que no se encuentran ocupadas y no asisten a establecimiento educativo.
• En lo que respecta al tipo de hogar, solamente un tercio de los jóvenes (33,6%) vive en un hogar nuclear biparental. Las mujeres son quienes tienden en mayor medida a residir en otro tipo de hogares. A su vez, el 36,1% de los jóvenes tuvo algún problema grave durante su infancia y/o adolescencia, y el 29,5% algún problema moderado. El 7% de los jóvenes no posee redes de contención familiar, condición que se agudiza entre los varones que no estudian ni trabajan.
• Estos jóvenes se encuentran en gran medida excluidos del sistema educativo formal y ocupan un lugar subalterno en el mercado laboral. Solo 1 de cada 3 (35,2%) logró completar sus estudios secundarios, y solamente el 7,4% accedió a estudios terciarios o universitarios. Su situación ante el mercado laboral no es mejor: el 29,3% se encuentra inactivo. La tasa de desocupación entre estos jóvenes es del 21,7%. Solamente el 9,5% de los jóvenes se encuentran ocupados con un empleo formal de calidad (en una situación plena de derechos). Esto representa al 13,4% de los jóvenes económicamente activos. A su vez, un tercio de los jóvenes (33,9%) no estudia ni trabaja. Mientras que es el 22,8% de los varones, entre las mujeres alcanza el 43,8%.
• La mitad de los jóvenes (49,9%) fumó alguna vez en la vida y el 40,1% fumó tabaco durante el último mes. El 57,4% consumió alcohol durante el último mes. Más de un tercio de ellos (35,6%) lo hizo con una alta frecuencia (varias veces por semana). El 11,3% muestra síntomas de consumo problemático.
• El 43,7% de los jóvenes probó drogas alguna vez, el 27,3% consumió durante el último año y el 22,1%, en el último mes. Los varones son mucho más proclives al consumo de drogas que las mujeres, especialmente aquellos que no completaron sus estudios secundarios, quienes no estudian ni trabajan y los que tienen responsabilidades familiares.
• La droga ilegal más consumida es la marihuana, prácticamente coincidiendo con el consumo de drogas en general (41,7% probó alguna vez, 27,3% consumió durante el último año y 21,4% en el último mes).
• En cuanto a la pertenencia socio-residencial, es consumida de forma homogénea sin importar el grado de precariedad residencial. Los varones muestran una mayor prevalencia de consumo que las mujeres, especialmente los que no completaron sus estudios secundarios y los que no estudian y no trabajan. Entre quienes consumieron drogas ilegales alguna vez, el 32,7% tiene un consumo intensivo de marihuana, 16,3% consume regularmente y 46,5% solo de forma ocasional o experimental.
• El 17% de los jóvenes probó cocaína alguna vez, el 10,1% consumió durante el último año y el 6,1%, en el último mes. Su consumo se incrementa notablemente entre los varones, especialmente quienes no estudian ni se encuentran ocupados. El 8% de los jóvenes que probaron drogas realiza un consumo intensivo de cocaína, 5,9% lo hace de forma regular, y 24,9% lo ha hecho ocasionalmente.
• La edad promedio de inicio en el consumo de drogas se reduce entre quienes actualmente consumen cocaína y pasta base o paco. Esto daría cuenta de que cuanto más precoz es el consumo, mayor exposición a drogas más duras.
• El 2,9% de los jóvenes encuestados probó pasta base y/o paco alguna vez en su vida, el 1,7% consumió durante el último año y el 1,5%, en el último mes. El consumo aumenta considerablemente conforme aumenta la precariedad residencial. Al igual que con el resto de las sustancias psicoactivas, los varones son más proclives al consumo que las mujeres. Particularmente, los varones de que no estudian ni trabajan triplican el promedio de los jóvenes en general, y los varones con secundario incompleto duplican los valores de los jóvenes en general.
• En lo que respecta a la frecuencia de consumo, el 3,3% de los jóvenes que consumieron drogas alguna vez consume paco de manera intensiva, y el 3,2% consumió de forma ocasional. El nivel de policonsumo o consumo simultáneo es alto, alcanzando al 39,8% de los jóvenes que consumieron alguna droga durante el último año.
• En cuanto al grado de exposición o vulnerabilidad ante el consumo de sustancias psicoactivas, independientemente de su predisposición a consumir, 4 de cada 5 jóvenes (81%) consideran que les sería fácil acceder a drogas ilegales si se lo propusieran, y 3 de cada 4 jóvenes (75,9%) declaran que conocen sobre el consumo de drogas ilegales entre los miembros de su entorno (familiares, amigos y conocidos).
• El 30% de quienes consumieron alguna vez presenta signos o síntomas de dependencia. Existe una gran brecha entre varones y mujeres, siendo que los primeros obtienen más del doble. Los jóvenes con secundario incompleto presentan síntomas en mayor medida que sus pares con estudios secundarios completos, indistintamente del sexo.
• Casi 6 de cada 10 jóvenes (58,6%) dicen conocer y recordar algún programa, política o espacio de recuperación de adicciones, y solo el 7% de quienes consumen participaron en alguna ocasión. El programa ENVION del gobierno provincial es el más recordado (63,3%), seguido por el hogar Un Encuentro con Dios (40%).
• En lo que respecta a la venta de drogas en el barrio, más de la mitad de los jóvenes encuestados (55,2%) identifican que en la cuadra en la que viven se vende droga, el 62,5% conoce de la venta de drogas en su barrio, y el 28,5% reconoce que allí se produce pasta base. El 31,7% identifica que en su barrio hay narcotráfico organizado, y la mitad de los jóvenes (48,9%) reconoce la existencia de enfrentamiento entre bandas.
• El 68,3% afirma que la policía conoce y/o participa del tráfico de las drogas en su barrio y el 27,5% afirma que los punteros políticos también lo hacen. Solamente el 12% de los jóvenes conoce de asociaciones u organizaciones que se opongan activamente a la venta de drogas en su barrio. La mitad de los jóvenes (48,8%) tiene familiares, amigos o conocidos en el barrio que han muerto por su participación en actividades ilegales.
• La violencia y criminalidad son experiencias bastante frecuentes para estos jóvenes. Más de la mitad (55,4%) considera que existen altas probabilidades de que ellos o su familia sean víctimas de un delito. Durante el último año, el 44,3% fueron víctimas de un delito ellos mismos o alguien de su familia, el 44,2% fueron testigos de un hecho de violencia en su barrio y el 37,8% en su cuadra. El 18,8% de los jóvenes se siente inseguro en su casa, el 45,4% en su cuadra, y el 61,5% en el barrio. En términos generales, las mujeres se sienten inseguras con mayor frecuencia que los varones; y el miedo al delito es mayor en los barrios con mayor precariedad residencial.
• Con respecto a su participación en actividades delictivas, el 4,8% de los jóvenes alguna vez participó en la compra-venta de drogas, 5,4% robó o asaltó alguna vez y 2,7% de los jóvenes alguna vez salió armado a la vía pública. Todos estos guarismos se incrementan conforme aumenta el grado de precariedad residencial; y entre los varones es mucho más frecuente que entre las mujeres, especialmente entre aquellos que no estudian ni trabajan y quienes no terminaron sus estudios secundarios.
• Al considerar el vínculo de los jóvenes con el sistema penal, encontramos que el 23,5% de los jóvenes fue parado por la policía durante el último año, el 12% estuvo alguna vez detenido en una comisaría, prisión o dependencia judicial, el 2,2% estuvo detenido alguna vez en un instituto de menores y el 48,4% de los jóvenes tiene familiares o conocidos que están o estuvieron detenidos alguna vez.
• Sin poder afirmar una relación de causalidad lineal, la incidencia del delito aumenta entre quienes consumieron drogas durante el último mes, y especialmente entre quienes consumen de forma intensiva. Mientras que entre los jóvenes que nunca consumieron drogas solo el 1,8% participó alguna vez de venta de drogas, el 3,1% participó en un robo o asalto y el 1,4% portó armas en la vía pública; entre quienes consumieron drogas en el último mes, fueron el 15,1%, 13,5% y 7,4% respectivamente, y entre quienes consumen de forma intensiva fueron el 15,1%, el 16,7% y el 10,4%.
• Algo similar sucede al considerar el vínculo con el sistema penal. Mientras que entre los jóvenes que no consumieron drogas solo al 16,1% lo paró la policía durante el último año, el 7,2% estuvo detenido alguna vez en comisaría, prisión o dependencia judicial, el 0,9% estuvo detenido alguna vez en un instituto de menores y el 42,3% tiene o tuvo un familiar o conocido preso, entre quienes consumieron durante los últimos 30 días fueron el 49,5%, el 28,7%, el 6,5% y el 69,7%, respectivamente; y el 60,3%, el 33,6% el 8,7% y el 71,9% de los jóvenes que consumen de manera intensiva.
• A nivel gubernamental, es de destacar actualmente la existencia de una política pública que reconoce el problema grave que en materia de adicciones, narcomenudeo y narcotráfico afecta a todo el país y a los diferentes sectores sociales. Esto se evidencia, por ejemplo, en el actual Plan Argentina Sin Narcotráfico del Ministerio de Seguridad, así como también en el Plan Nacional contra las Drogas a cargo de la SEDRONAR. Sin embargo, estas iniciativas, aunque muy positivas, todavía no han tenido un impacto significativo que nos permita observar un cambio cualitativo en la reducción de ambos tipos de problemas.
Fuente gentileza:Observatorio de la Deuda Social Pontificia Universidad Católica Argentina