Se trata de los músculos de la pantorrilla, que ayudan a bombear la sangre de regreso al corazón. Cada vez que caminas, estos músculos se contraen y empujan la sangre hacia arriba, ¡como si fueran una bomba natural!
Por eso, moverse con frecuencia no solo es bueno para las piernas… ¡sino también para el corazón!














