En la jerga mundana día del laburante que se esfuerza por cumplir con sus obligaciones laborales, compromisos de pago, alimentar a sus familias, tal vez renovar una prenda de suma necesidad como así también lograr realizar alguna reparación en la vivienda, la que nunca falta.
Les presento una definición muy actualizada del término TRABAJO, WORK (en inglés), TRABALHO (en portugués) como más les agrade, siempre decimos todo vuelve: generalmente nos referimos a la indumentaria. En esta ocasión nos ocupamos de la rutina, la que transitamos a diario.
El día del trabajador no es tan sólo para quien concurre a un lugar a desempeñar una actividad con un horario predeterminado en una empresa x, sino para todos los individuos que formamos parte de esta sociedad, llevando a cabo la tarea que nos tocó en suerte.
Sociedad que se asemeja a nuestro pasado histórico, del que nos interiorizamos a través de libros, en las películas como así también por medio de las redes de comunicación. Nada cambió no por negativa digo que nada mejora, tan sólo por realista.
Aquí nos trae el recuerdo de aquellos años en que la Plaza de Mayo se agolpaba de manifestantes con sus deseos de progresar expresando sus ideales. En la actualidad todo es igual: reclamamos seguridad, concluir con los arrebatos, muertes, asaltos, salud no importando la clase social a la que pertenecemos, medicamentos los que alcanzaron el valor del dólar blue, trabajos dignos con salarios acordes, educación primaria, secundaria como así también universitaria, con precios acordes para adquirir los materiales de estudio, sumándole el boleto estudiantil, no perder los beneficios que no corresponden, poniéndole un punto a las violaciones.
Poder acceder a alimentos sanos: lácteos, verduras, frutas, carnes rojas, blancas; estudiar; además una cama con sábanas limpias dentro de un hogar cálido. Poseer lo que nos corresponde, lo que nos merecemos, un ser humano digno no un ente, merecedor de una vida saludable, en donde se concreten nuestros anhelos.
Mercedes Giangrande