Tranquilidad es lo que deseo para vivir, iniciar mis actividades con alegría, con la ilusión de que el día me deparará una hermosa sorpresa.
Las ideas transitan por mi cabeza deseando acomodarlas con la finalidad de “qué” me convendrá hacer para este comienzo de año, más allá de que ya transcurrieron algunas semanas de este 2014, considero que no está mal el intentar ordenarme.
Estado de ánimo que no permito que decaiga en ningún momento, el que me ayudará a desarrollar una vida feliz. Se me acercan montañas de imágenes que colaboran a mi creatividad.
Los proyectos se suman, los deseos de hacer también, nuevos planes como así también aspiraciones continúan haciendo ruido dentro de mí. Todo esto ocurre mientras me deleito con el desayuno, infaltable al comenzar cada día.
Hasta el momento la casa permanece en silencio, me dirijo a encender el televisor tan sólo para enterarme cómo se presentará el día en esta deliciosa ola de calor por la que la naturaleza me lleva.
Es inevitable que las noticias consideradas de último momento aborden una tras otra, interrumpiendo la temperatura máxima que me acompañará durante el día.
Comienzo a escuchar la situación crítica por la que atraviesa el Banco Central, tema de gran importancia.
Solicitudes de aumentos en los salarios con la finalidad de poder solventar los gastos de cada familia, a la cual me incluyo. Comercios que inician liquidaciones, un tanto adelantadas por cierto, rebajas en los artículos intentando obtener fondos para las futuras compras, ante la baja notable de ventas. No así si nos acercamos a los supermercados en busca de los famosos precios protegidos,
Luego del estrés, que me genera esta situación a la que no me considero ajena, decido salir a caminar por las adorables calles del barrio de Palermo, para recobrar la tranquilidad anhelada con la finalidad de que mis proyectos se concreten.
Tan sólo con un paseo logro disfrutar del verde que me ofrece este barrio, con sus entrañables arboledas, apreciar viviendas con historias enriquecedoras, negocios de antigüedades, sin dejar de lado la valiosísima biblioteca William Morris, de la que conservo recuerdos muy gratos como así también ampliaron mis conocimientos de modo imborrable.
Realizar esta caminata se asemeja a una sesión de terapia que me ayuda a recobrar la calma, serenidad que me permite recobrar mi paz interior.
Mercedes Giangrande