Vanesa Armesto. El mercado corporativo fue uno de los sectores que más se vio resentido con la llegada de la pandemia. Aquel 19 de marzo de 2020, que marcó el inicio a una extensa cuarentena, modificó de un día para el otro el escenario laboral, y como consecuencia el de las oficinas.
La llegada del home-office llevó a la creencia errónea de que la “nueva normalidad” terminaría por completo con el concepto de oficinas.
El camino, desde que comenzamos la convivencia con el covid, sin dudas no fue nada fácil para el sector corporativo. Desde allí se vivieron momentos de mucha incertidumbre, en los que mes a mes se agregaron metros desocupados al inventario.
Grandes edificios corporativos, de los principales corredores de la ciudad, quedaron sin actividad durante largo tiempo, y con un futuro incierto.
En esta etapa en la que las oficinas quedaron despobladas, comenzó a gestarse la transformación. Se podía percibir que el regreso debía estar acompañado por una serie de cambios, producto del aprendizaje del paso de la pandemia.
Se aceleraron procesos, se modificaron espacios, quedaron al descubierto nuevas necesidades que reconvirtieron a las oficinas para recibir al trabajador de la post pandemia: un trabajador que incorporó el bienestar en el ámbito laboral, como la necesidad de espacios que le brinden seguridad.
Hoy, la tendencia que incorporó lo vivido, son espacios corporativos más confortables, que generen bienestar y seguridad a sus ocupantes, que sean funcionales, con mayor distancia entre los escritorios, y flexibles.
Los meses fueron pasando, la cantidad de contagios disminuyó de la mano de la vacunación y, así, fuimos recuperando nuestra cotidianidad.
Más allá que la pandemia demostró que muchas actividades pueden desarrollarse en forma remota, también nos mostró la importancia del encuentro, la necesidad de relacionarnos, el compartir, el trabajo en equipo, y valorar el intercambio que solo una charla presencial puede ofrecer.
Y es por esto que las empresas comenzaron a proyectar la vuelta a la oficina. Mostrando signos de recuperación, de a poco la vacancia se fue desacelerando. Hoy en oficinas clase A se ubica en torno al 15%, y las clase B en el 10,6%.
Otro cambio que incorpora este regreso es que las empresas se corrieron geográficamente de los lugares clásicos donde montaban sus oficinas, y se trasladaron a otros barrios, con el propósito de generar mayor cercanía con sus empleados, evitando que inviertan demasiado tiempo en viaje.
En la ciudad ya hay barrios que no solo no tienen vacancia, sino que tienen lista de espera en pedidos de oficina clase B, como es el caso de Palermo, lo que hizo que comenzara a extenderse a barrios aledaños como Villa Crespo y Caballito.
Se ve un aumento en la demanda de metros, esto debido a que muchas empresas y pymes retomaron el trabajo con al menos una parte del personal en forma presencial, o con el formato híbrido.
La pandemia no vino a eliminar sino a transformar y a revalorizar. Y es por esto que el regreso a las oficinas es una realidad, pero mejorada.
*Vanesa Armesto: Editora periodística de Real Estate Data. Periodista y Corredora inmobiliaria matriculada de Cucicba. Matrícula 1413. Con una trayectoria de 20 años en el mercado inmobiliario.