Feddersen-Petersen, experta en el comportamiento de los perros cree que ellos se acostumbraron a ladrar en el marco de la domesticación, ya que las personas también hacen ruidos fuertes. Y, además, el lobo, de quien desciende el perro, se comunica con aullidos.
La científica dice que: “Los sonidos que hacen los perros son sus mecanismos más exitosos para comunicarse con los seres humanos, ya que éstos suelen pasar por alto sus expresiones visualmente más finas”.
Para lograr evitarlo, la investigadora recomienda estar quieto de pie hasta que el animal en cuestión se tranquilice y se calle. “Sólo entonces se debería dejar la casa”. El ladrido indeseado también se ve reforzado cuando el perro recibe su comida. En este caso, vale la misma regla: recién hay que darle de comer al perro cuando este callado.
Ahora, si hablamos de cuando los perros ladran en el cerco de la casa, esto puede significar que están llamando a su dueño. “Este tipo de ladrido podría describirse como ladrido de separación. Los lobos que ‘llaman’ a sus pares practican una aullido de separación”, afirma Feddersen-Petersen.
Si lo vemos desde el punto de vista del perro, el ladrido de separación es lógico, ya que los perros son seres muy sociales que viven en grupos de familias. Ellos no logran comprender la razón de porque su líder los deja solos. “Los perros deben aprender que su dueño puede dejarlos solos a veces, pero que regresará”, dice la psicóloga animal alemana Angela Pruss.
Para poder lograr que los perros se acostumbres hay que irse unos segundos de la habitación, cerrando la puerta y regresando luego. Se tiene que hacer repetidas veces en el día. Se puede ir aumentando gradualmente el tiempo. Pero cuidado: no hay que regresar nunca a la habitación cuando el perro está ladrando. Ya que, según explica Pruss: “Si se regresa, se estaría reforzando este comportamiento”.
No obstante, ¿cuál es la razón por la que los perros ladran si su dueño se encuentran en casa? Según el experto Gerd Fels: “Puede ser que defiendan su territorio o le estén informando a sus pares que mantengan más distancia”.
Lo que hay que hacer en esos casos es dirigir hacia ellos la atención del perro. “Para esto puede ser de ayuda una correa larga”, señala Fels. Si el perro se comporta mal y no reacciona a las órdenes, se le puede dar un tirón suave con la correa. “Si el perro mira al dueño y en caso ideal incluso regresa con él, hay que elogiarlo, acariciarlo y premiarlo”, asegura Gerd Fels. Fuente: Planeta Vivo