Un tema archi-conocido que entristece, como se dice en la jerga cotidiana que circula como moneda corriente, nunca una noticia feliz siempre hay que lamentarse. Es agradable ingresar a un vagón pudiendo observar que el mismo se encuentra pintado, con asientos confortables, no lo voy a desmerecer.
No obstante es imprescindible que funcionen los frenos, que las vías estén en condiciones, que su mantenimiento no sea una mecánica ligera muy por el contrario. No hay que ser experto en la materia para advertir que las piezas averiadas deben ser reemplazadas por nuevas. No como de costumbre reparadas.
No se habla de malgastar pero tengamos en cuenta que piezas que tienen tantos años, que han cumplido su vida útil no es correcto que sean enmendadas.
Una vida no tiene precio alguno, nada se compara a ella es invalorable. Mientras que un repuesto si tiene precio y se puede cambiar, canjear dado que es un objeto.
Finalicemos con los accidentes, no comprometamos una vida por economizar una pieza mecánica. Démosle el lugar que le corresponde a un ser humano diferenciándolo de un ser electrónico. ¿Llegará ese día?
Mercedes Giangrande