Nada más rico que sentir el perfume de la albahaca. Aspirar su aroma es como volver a ser niño mientras la abuela prepara el almuerzo. Es como una especie de afrodisíaco imposible de describir porque su fragancia nos traslada a los sitios más bellos.
Cabe destacar que, la albahaca es muy rica en calcio, básico para reforzar huesos, dientes, y potasio, la cual regula el contenido de agua de las células y su movimiento. Además de moderar el sistema nervioso y muscular e intervenir en la construcción de proteínas.
Por eso, la albahaca es una planta muy extendida por toda la cocina mediterránea, pero con muchas variedades y usos diferentes que la alzan como una de las hierbas aromáticas más populares del mundo. Su inconfundible aroma embriaga con solo rozar las hojas frescas y aporta un sabor fresco, dulzón y muy penetrante, mucho más tenue en el formato de especia seca. Se puede consumir en crudo o cocinada, y admite multitud de maridajes y preparaciones diferentes.
Es una de las aromáticas que mejor se adaptan al interior de las viviendas domésticas, tanto sembrada desde semillas como a partir de plantas ya crecidas. Necesita buen sustrato, humedad constante sin encharcamientos, y varias horas de luz directa del sol, siempre protegidas del frío o los cambios bruscos de temperatura. Conviene vigilar que la maceta no sufra la visita de orugas o caracoles, muy aficionados a devorar las hojas.
- Sopas: Sopas de pescados y de tomate.
- Salsas: Salsas de tomate, de hierbas y salsas de asados.
- Ensaladas: Ensaladas de tomate y ensaladas de pepino.
- Huevos: Huevos revueltos, tortilla de queso.
- Pescados: Pescado frito, hervido y cocktail de langosta.