No corresponde que nos torturen de tal modo, la suba de precios es infernal, no quedó nada en su lugar. Alimentos. Impuestos, servicios, medicamentos, transporte. Al mencionar el transporte la rueda vuelve a circular.
Quiero decir que se desprograma nuestro plan el que aún no habíamos acomodado, nos ahogan sin darnos tregua, perdiendo así la posibilidad de respirar de manera adecuada. Nuestro rendimiento pierde fuerza convirtiéndose en rutina. A sabiendas de que en cualquier momento recibiremos nuevamente el gran sablazo.
Impuestos: término que paraliza, sinónimo de terror, aunque mi expresión suene exagerada. Increíble haber llegado a tal situación. Los que trabajamos, agradecidos que contamos con tal posibilidad, sin saber ya ¿para qué? Sumándole que semejante escalada de precios se han adelantado a las paritarias correspondientes a los salarios.
Mejor sería que todo quedase igual, subas de un lado más subas del otro se llega a la conclusión que restan. Fe se dice que jamás se pierde, actitud debemos conservarla, es de lamentarse, no obstante ninguna de ellas se conjugan.
Zoccor: tal vez no lo han escuchado es uno de los tantos medicamentos que nos recetan para reducir el colesterol, el que se nos manifiesta por las presiones recibidas. Aun medicados, el mismo se maneja solo. Como otros tantos malestares que padecemos debido a la alteración de nuestro sistema nervioso.
El día se convierte en un manto de oscuridad, obviamente no producido por condiciones climáticas, sino como es sabido por la situación que transitamos. No interesando en qué momento se debía haber realizado tal maratón. No obstante dicha medida tomada a tiempo, no nos hubiese afectado de modo tan significativo.
A la hora de actuar dado que no se puede tirar más de la soga, ya que la misma se ha cortado, nos encontramos desprotegidos, lastimados con cicatrices significativas. Las que no se borran de inmediato.
Deben tener encuenta el presidente que acaba de retirarse como el que acaba de asumir, que si bien nuestro país debe crecer, no justificamos que el mismo se desarrolle a través nuestro sacrificio, el que se ha transformado en nuestro apéndice.
Mercedes Giangrande