Mientras el Gobierno de la Ciudad anunciaba que los vecinos de Palermo ya podrán tener su primera huerta orgánica que para generar alimentos sustentables para las instituciones sociales del barrio, los vecinos se molestaban porque, alegaban, que ya no están los juegos donde sus hijos podían jugar. Sin embargo, la Junta Comunal de Palermo expresaba que la oportunidad era un buen espacio donde allí se producirían frutas, verduras, aromáticas y, a partir del compostaje de residuos orgánicos, abono ecológico para todos aquellos que pasen por el lugar. Además, los porteños de todas las edades podrían participar de talleres de capacitación y concientización ambiental que, al momento, nada de eso ha ocurrido. Tal vez por el marco de la pandemia.
Por otro lado, el Gobierno de Larreta, prometía que, el espacio, tendría más de 30 especies de plantas que crecerán en 30 m3 de bancales de madera gracias al cultivo biointensivo y el cual contará con un sistema de riego automático y un sector para compostaje orgánico. De esta manera se incorporarán más de 55 m2 de superficie verde.
Por cierto, la huerta urbana es verdad que existe, incluso, la puerta principal de la plazoleta yace abierta para que los vecinos se acerquen. Lo que no queda claro es, de qué modo, los pasantes podrán obtener los brotes del lugar. Tal vez haya que pedir permiso al dueño del restaurante «Don Julio» o , quizás, haya que tocar la puerta de la Junta Comunal 14 y solicitar permiso a Martín Cantera, el Jefe de la Junta de Palermo.
No obstante, y basándonos en hechos comprobables de lo prometido por la Junta Comunal, es notoria la plantación de lechugas, las cuales, se pueden encontrar en dos colores: verde y amarronada. Por otro lado también existen brotes de zanahorias y otras verduras. El predio, al fondo, luce nuevas banquetas con señalización donde se avisa que es una huerta urbana y, por su puesto, siguen los mismos graffitis de hace años atrás, sobre el muro final.
La postal palermitana es agradable y bella pero molesta pues, según los vecinos, es un negociado que se realizó a espaldas de los habitantes de lugar sacando ventaja de la cuarentena ya que, a espaldas, lograron burlar a la gente para que no se dieran cuenta del cambio total del predio.
Nora P., una vecina de la esquina expresa: «Esperemos que los intolerantes de siempre no vandalicen el lugar y terminen rompiendo la huerta o robándose los brotes «