Desde 1909, en la esquina de la Av. Suárez y la calle Arcamendia, se encuentra La Flor de Barracas, aunque existen registros que indican que desde hacía tres años, en 1906, ya se levantaba un bar en esta intersección de calles típicas de Barracas.
Es un edificio construido con la finalidad de ser un bar/restaurante y así fue en toda la extensión de la planta
baja. Luego de las primeras décadas del siglo se agregó el primer piso donde funcionó una pensión que fue durante años hogar del célebre payador Gabino Ezeiza. Más adelante en el tiempo, como era costumbre desde el siglo XIX hasta ya avanzado el XX, se transformó en vivienda de los propietarios.
“La Puñalada”, “Luna Park” o “El vómito”, casi explícitos apelativos que describían la fama de bajo fondo que tenía el lugar, fueron los nombres con los que se conoció a la actual Flor de Barracas. Con el paso de los años se transformó en el lugar de almuerzo de los obreros de las fábricas barraquenses.
Suárez 2095, Barracas.
Como cumpliendo una vieja tradición, los dueños –inicialmente–, fueron un grupo de españoles que funcionaban como socios y dueños del bar, hasta que esa “cooperativa” comenzó a reducirse. Finalmente La Flor quedó a cargo del matrimonio
Soto que la condujo durante más de cincuenta años. Hasta hace pocos años, Mercedes, viuda de Oscar Soto, cocinaba y atendía al público junto a Camilo (una institución del restaurante y de Barracas). © GCBA.