El tiempo ha pasado y con él se han ido acumulando situaciones y perdido valores en la sociedad Argentina. Si bien se dice que el tiempo todo lo cura y tiende un manto de piedad en el corazón de los seres humanos, también el olvido se ha apoderado de los ciudadanos de la República. Hace ya cinco años el país se reunió en torno al Congreso de la Nación para rendir de manera silenciosa y respetuosa su dolido y último adiós al Presidente Raúl Alfonsín.
De manera espontànea, todos sus seguidores y los que no lo eran fueron acercándose hacia el Congreso para estar con su familia en ese momento tan difícil. Familias enteras con sus hijos, abuelos, nietos todos llegaron de la mano en brazos de sus padres, en upa, con la tristeza reflejada en el rostro y en el alma. Todo fue silencio a paso lento con altura hasta llegar donde se lo pude ver y despedir con todo respeto.
Padre de la Democracia, así lo han llamado. Hombre entero, cabal, fiel a sus convicciones y a sus valores y principios nadie podrá olvidar el día aquél que fue elegido de manera clara y espontànea ante las urnas. Toda una Nación le otorgó su confianza después de el período de oscuridad que Argentina vivió.
Hombre que imponía respeto por su forma de ser, ante la adversidad supo encontrar las palabras para los momentos críticos del país, su país.
Ejemplo a seguir para las nuevas generaciones carente de valores y ética.
Toda una Nación estuvo acompañándolo hasta su descanso final.
Azucena Cerundolo