El encuentro entre Estudiantes de La Plata y Gimnasia y Esgrima en Mar del Plata, se convirtió en unos de los hechos más bochornosos de un torneo de verano que, a pesar de que llegó a su fín y ahora se piensa en la primera fecha del nuevo campeonato, constituyó sin lugar a dudas, en una vergüenza de la que otra vez la prensa internacional de este hermoso deporte, lo colocó en varias planas de sus periódicos.
Si a éstos sucesos que causan indignación le sumamos a un personaje que creíamos no volverlo a ver por un algún tiempito más, nos hace pensar que al hincha común ya lo «toman de punto», y provocan de que ya deje de ir por culpa de algunos que arruinan la fiesta.
El «Panadero» regresó al ruedo y como si fuera poco, salió a hablar y como todo un Lord, trató de tomarlo a la ligera y sin titubear, soltó su descargo: «Como ví que volvíamos a quedar afuera contra River, no me
quedó otra que tirar el gas pimienta…». De no creerlo.
En mi arcón del recuerdo, tuve el gran privilegio de ser testigo del hecho que cambiaría para siempre el modo superclásico: a falta de cinco días para cumplir mis 7 años, estuve en la noche del 27 de febrero de 1991, Boca iba 3-1 abajo y no se le ocurrió a nadie a tirar gas pimienta. ¿Qué pasó entonces?. Boca lo dió vuelta durante el segundo tiempo, y el encuentro finalizó 4-3, y sín incidentes.
Sin embargo vivimos tiempos en los que vamos de un lado hacia otro y con un ritmo de vida que nos lleva al borde de la locura.

No sólo Boca-River, o Estudiantes-Gimnasia se vieron involucrados en incidentes. En la Provincia de Tucumán, se jugó por la Copa Bicentenario (para comenzar con los festejos de nuestra Independencia), el clásico entre San Martín y Atlético. Dichos partidos fueron de ida y vuelta. En el primero se lo llevó el «Santo» por 3-2, y nunca se terminó por incidentes, y de bastante consideración. La vuelta fué un 0-0 y la copa para San Martín.
Escribiendo este informe, se me vino otro momento con los superclásicos. Atlanta-Chacarita, es uno de los «calientes» dentro de la Capital Federal, más allá de otros
como San Lorenzo-Huracán, o Vélez Sársfield-Nueva Chicago. El primero se habían encontrado en Villa Crespo. Cuando se promediaba el segundo tiempo, la salida de una formación del Ferrocarril San Martín iban un grupo de personas que habían arrojado desde el tren, tres bombas de humo: blanco, negro, y rojo (los colores de Chacarita), lo que provocó el lógico enfado de la gente del «Bohemio». En la vuelta, en cancha del «Funebrero» y bajo un clima hostíl, varios compañeros periodistas de Atlanta, fueron heridos. El peor, se lo llevó el dirigente Marcelo Santoro, quien casi fallece producto de un violento golpe con un tablón de madera. En lo personal, si bien no estuve presente en esa «Guerra», recibí varios llamados preguntando si yo estába ahí.
Hace unos días se reunieron la Ministro de Seguridad Patricia Bullrich y distintos sectores tanto de los organismos de seguridad, como de los clubes para la presencia o no, de los hinchas visitantes. Fué una clara evidencia de que si no se pudo controlar los estadios en encuentros de verano, que supuestamente son «amistosos» (¿?), tampoco se controlará en estadios con partidos importantes y que en ello se demandan grandes presupuestos en garantizar un nùmero determinado de efectivos policiales.
La pregunta que se hace hoy el hincha común: ¿Cómo se hará entonces, cuando lleguen la «fecha Interzonal» (clásicos)?. ¿Estaremos entonces bajo «Estado de Sitio», si siguen estos desmanes?. ¿Iremos a la cancha con: ametralladoras, baterías antiaéreas, tanques, portaaviones, granadas, etc.?.
Este fín de semana comienza la primera fecha del Torneo de Primera División que será de dos zonas, y mucha expectativa de lo que pueda suceder.
Mientras los clásicos son la «guerra nuestra de cada día», hay otros que se pelean por si «Fútbol para Todos» continuará siendo gratuito. ¿Acaso esperan de que en unos de estos súper, tengamos que hablar de algún muerto, para ahí si tomar medidas?.
Ojalá que podamos volver a tener ese folklore de fiesta dentro de las canchas, dentro de las tribunas. Que ese folklore además, nos recuerde que esos clásicos rivales, son rivales deportivos y no de la vida.
Esperemos que podamos tener clásicos en Paz.
Ojalá así sea…
Luis Lorenzo












