Los aburridos a menudo tienen a parecer poco alegres y felices. Y esto concuerda con investigaciones acerca de la felicidad humana y su relación con nuestro nivel de actividad.
Las personas que se mantienen ocupadas, incluso con una actividad poco significativa, tienden a ser más felices que aquellos que no lo hacen, según un estudio de 2010 de la Universidad de Chicago y la Universidad de Shanghai Jiatong publicado en Psychological Sience.
Los autores concluyen que el deseo de evitar el aburrimiento y la depresión asociada buscando una mayor actividad mejora la motivación de las personas.
De hecho estas ideas son claves en la terapia para la depresión. Un componente fundamental de toda terapia tendente a reducir el profundo desánimo que acompaña a los deprimidos está relacionado con la planificación de una serie de actividades a ser posible agradables.
En la investigación que se publicó hace unos años se pidió a los voluntarios completar un formulario-encuesta y luego esperar 15 minutos hasta que que estuviera lista la siguiente encuesta. Se les dio a elegir a los participantes entregar la encuesta y esperar o bien caminar unos minutos y entregar la encuesta en una localización cercana, recibiendo en ambos casos un pequeño caramelo como obsequio. Con medidas apropiadas se concluyó que aquellos que prefirieron caminar para entregar su encuesta respondida se sentían más felices que los que no se movieron de su sitio y esperaron aburridos.
Según parece, si fuéramos capaces de idear un mecanismo que activara a la gente ociosa para participar en actividades no perjudiciales sería mucho mejor que mantenerse en un destructivo aburrimiento.
Patricia Núñez Vega