Esas imágenes multicolores del barrio están allí congeladas en una cuarentena que se resiste a quedar frisada. Por eso, poco a poco, al desestructurarse, los vecinos pueden disfrutar de las figuras colorinches de la comuna. Esas que, con un toque de arte, colman la belleza de cada esquina, pasaje o rincón, con una pincelada de corte cultural y urbano.
De pronto, uno da una vuelta por el Pasaje Santa Rosa y aparece, a pocos metros, por el Pasaje Soria o el Pasaje Rusell. Gira hacia otro lado y está allí, cerca de las paredes rusticas coloreadas en rosa, celeste o amarillo, que conducen al turista o vecino hacia la Plaza Armenia, muy cerca de la plazoleta Julio Cortázar sobre algunas calles de adoquines o cemento.
Son imágenes de la Ciudad.