Por la mañana, el silencio es tan bello que da no se qué respirar porque los pájaros emocionan tomando todo el lugar mientras las múltiples especies van y vienen. Allí, el sol tímido todavía no caliente tanto. Sólo es cuestión de esperar a la tarde, cuando la sombra no existe y el ardor invade el parque largo. Mientras tanto, la compañía de la higuera, característica del lugar, se vislumbra sobre el muro del amplio predio.
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El parque Ferroviario ya es un clásico del barrio de Palermo. Un amplio predio donde los vecinos se concentran para charlar o hacer gimnasia. Por sobre todas las cosas, un gran lugar para sacar a pasear y jugar a los perritos. Lo más llamativo y criticable es que casi no posee árboles, por lo cual en el verano, sobre todo, se hace poco atractivo soportar mucho tiempo pues parece un desierto inmenso de calor y sol. Por eso, muchos habitantes de la Comuna 14 y turistas cruzan la calle y emigran al Parque de las Ciencias.
De todos modos, el Ferroviario posee juegos para niños y la magia del lugar se la lleva el tren que pasa al costado de Juan B. Justo dándole un atractivo característico al lugar. De allí su nombre: Parque Ferroviario.