Día maravilloso para disfrutar al aire libre permitiéndonos dar un mimo despejando nuestras mentes. Estrellas que encandilan con su mágica luz las que se vandispersando pausadamente dándole paso al día mencionado.
Soledad que se percibe en ese instante de transición, principio a tener en cuenta dado que provoca una sensación compleja de expresar con palabras, al margen de las metáforas que nos llegan a nuestra mente.
Espejo que nos refleja el estado perfecto digno de apreciar, río de emociones que fluyen a nuestro alrededor. Tiempo que nos resulta pequeño para disfrutar tamaño esplendor. Aliciente que nos modifica el estado de ánimo deslizando una sonrisa la que brevemente nos acerca a la realidad diaria.
Realidad o escenario que me trae a la mente el inolvidable dieciocho de febrero pasado en donde el sol se había ocultado junto con las estrellas dándole paso a la lluvia. La que no logró impedir la majestuosa “marcha del silencio” en que todos caminábamos hacia un punto en común, con el mismo objetivo.
En busca de paz, que no sucedan más hechos delictivos, que no se pierdan más vidas, decirle no al engaño, somos lo suficientemente adultos e inteligentes para percibir la realidad. Compleja por cierto como así también enredada. Conservar por siempre el respeto por el prójimo que lucha a la par nuestra por un país consiente.
Digamos entre todos “sí “a la verdad, “sí “a una vida digna, “sí” a la decencia, que nos permita sentirnos orgullosos de la sociedad que le dejaremos a nuestros hijos. En donde transiten sin temor alguno cumpliéndose sus deseos, logros como así también anhelos desapareciendo sus inquietudes o temores..
Quedando por nuestra cuenta a través de un arduo trabajo colmado de proyectos, transformar la sociedad en aquel día maravilloso con el que comenzó nuestro diálogo.
Mercedes Giangrande













