Por Mercedes Giangrande. En busca del alivio luego de haber transitado por un largo camino de espinas, hasta encontrar un mundo en donde predomine la calma, que cada habitante cuente con los derechos que le corresponde, no estar atado como es de costumbre a las obligaciones agobiantes, que concluyen como es de costumbre en dolor de cabeza. Que no implica dejar de lado las responsabilidades.

Obteniendo la recompensa adecuada como así también merecida, en donde por trabajar se perciba un salario digno, que no sea reducido para solventar los compromisos del país. Ya lo hacemos a través de los impuestos que pagamos, los que han tenido un incremento elevadísimo.
Universo en el que nuestra bondad no se confunda con estupidez, el ser bondadoso no significa que nos pasen por alto, que nada se nos consulte. Que se tomen las decisiones aplicándolas sin tenernos en cuenta. Tan solo tenernos presente a la hora de abonar. Como es sabido las decisiones son sinónimo de dinero.
Modificaciones bruscas transformadas en obstáculos que generan multas, intereses, si no cumplimos con la fecha indicada. No importando cual sea esta.
Ver la luz refiriéndome a un camino en donde se hayan reemplazado las espinas por raíces, semillas, que se transformarán en flores, como también en árboles repletos de ramas. En el que nos distenderemos, relajándonos, concretando nuestros planes.