Francisco Javier de Amorrortu, un hombre de 75 años, dedica sus días a una lucha en solitario contra los depredadores de los ecosistemas. Vive en el que siente su paraíso en la tierra: “El campito”, un oasis de naturaleza opulenta, ubicado en Pilar, en la provincia de Buenos Aires, Argentina, donde ha logrado armonizar una esquizofrenia que se le declarará mediando su edad.
En su trabajo incesante, llevado adelante a lo largo de veinte años, logra poner en cuestión férreos paradigmas científicos, y demandar judicialmente a los mega emprendimientos inmobiliarios que se construyen sobre humedales, corrompiendo los ecosistemas y poniendo en riesgo la vida de millones de habitantes.
Él es dueño de una figura alargada que recuerda a un mítico quijote, una mente lúcida y una gran pasión, con la que lleva adelante una lucha a tiempo completo contra los depredadores de Natura.
En un mundo signado por una mirada mercantil de la existencia, la película llega para recordarnos que es urgente construir una mirada que incorpore los opuestos, los complementarios, que nos permita ser junto a los otros, siendo los otros, y que pueda vislumbrar que el hombre y la tierra son semejantes.
PALABRAS DEL DIRECTOR:
Existen encuentros que trascienden las posibilidades de lo casual. Sólo así puede comprenderse el encuentro con Francisco de Amorrortu apenas comenzada la investigación sobre daños ambientales que había iniciado. Su riqueza y complejidad, su multifacética personalidad, su cosmogonía, resultaron una señal imposible de desatender, e inmediatamente, la convicción de que había encontrado EL personaje para contar esta historia. Historia que busca alertarnos sobre el sinsentido de una existencia basada en el crecimiento y progreso acumulativo e indefinido que está llevando al planeta al más profundo de los abismos. Es en este escenario que llega un loco a recordarnos la posibilidad de la (buena) vida del hombre en la Tierra.
BIOFILMOGRAFÍA DEL DIRECTOR:
Pablo Leónidas Nisenson, nace en Buenos Aires, Argentina en 1960. Es guionista, director y productor de cine. Es fundador de la productora Audiovisuales del Sur, desde la cual alienta una visión del cine que se asienta en convicciones éticas y estéticas, valiéndose del potencial audiovisual al servicio de la construcción de una sociedad más justa e inclusiva. www.audiovisualesdelsur.com.ar
Como director y guionista de ficción ha realizado: “Los espíritus patrióticos” (1989), co-dirigida con María Victoria Menis, “El inquietante caso de José Blum” (1996) y “Ángel, la diva y yo” (1999).
Como guionista y documentalista ha indagado en los mecanismos del poder para el control social en El grito sagrado (2003); en problemáticas judiciales y penales en El Defensor (Serie de TV de 9 capítulos, 2005); en el potencial transformador del hombre en Lo que hay que decir (Documental, 2007); en el estado de los derechos humanos en la Argentina en D-Humanos (2011), la cual reúne 9 cortometrajes realizados por un colectivo de relevantes directores argentinos: Mariana Arruti, Javier De Silvio, Carmen Guarini, Andrés Habegger, Pablo Leónidas Nisenson, Miguel Pereira, Lucia Rey & Rodrigo Paz, Ulises Rosell, Andrea Schellemberg. En 2017 “La mirada del Colibrí”, de próximo estreno, busca interpelarnos sobre la necesidad de un cambio de paradigma que permita la sobrevivencia humana sobre el planeta.
Su producción cinematográfica ha participado en festivales nacionales e internacionales, recibiendo importantes distinciones. “Ángel, la diva y yo” (1999), ha obtenido el Ombú de Plata a la Mejor Película Iberoamericana y Mejor Guión en el 15° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, y Mejor Película, Guión y Música original en el Festival del Cine Latinoamericano de Trieste, Italia. “Informe sobre la inequidad”, su cortometraje integrante del film coral D-Humanos ha participado del Short Film Corner del Festival de Cannes, 2012. “D-Humanos” recibió el premio otorgado por el colectivo por La Memoria, Verdad y Justicia de París, Francia en 2013.
Ha ejercido la docencia en UBA, Diseño de Imagen y Sonido, en la Universidad de Palermo y FUC. Ha sido pro-secretario de DAC (Directores Argentinos Cinematográficos), jurado de diversos certámenes nacionales e internacionales, miembro de los Comités de evaluación de películas documentales del INCAA.
-“Los espíritus patrióticos” (1989)
-“El inquietante caso de José Blum” (1996)
-“Ángel, la diva y yo” (1999)
-“El grito sagrado” (Documental 2003);
-“Lo que hay que decir” (Documental, 2007)
-“D-Humanos” (documental coral, 2011)
-“La mirada del colibrí (documental, 2017)
FICHA TÉCNICA:
Producción: Pablo Leónidas Nisenson & Audiovisuales del sur,
con el apoyo del INCAA
Director: Pablo Leónidas Nisenson
Asistente: Viviana Suarez
Producción Ejecutiva: Maxi Dubois & Sebastián Carballido
Guión: Pablo Leónidas Nisenson & Viviana Suarez
Fotografía: Diego Poleri, Javier de Silvio & Sepe Zayas
Sonido: Nicolás Volonte
Compaginación: Manuel Mingo
Música: Adriana Isabel Figueroa Mañas
Afiche: Ramiro Manzolido Ares y Matías Ghio
Prensa y difusión: Juan “Elvis” Pereyra
Redes: Matías Nisenson y Camila Nogues
INFORMACIÓN AMBIENTAL:
El Ambiente es el conjunto de componentes físicos, biológicos, económicos y culturales capaces de causar efectos directos e indirectos sobre la vida. Comprende el conjunto de valores naturales, sociales y culturales existentes en un lugar y en un momento determinado y alcanza a los seres vivos, objetos, agua, suelo, aire y las relaciones entre ellos.
Los Humedales o Planicies extremas, son ecosistemas híbridos entre los puramente acuáticos y los terrestres. Estos territorios que habitualmente se consideran “tierras inundables, e inútiles”, son ecosistemas esenciales para la vida y debieran ser protegidos como Patrimonio de la Humanidad, por su importancia como reservas de agua potable, fauna, flora, diversidad biológica, siendo fundamentales para el equilibrio eco-sistémico.
En América del Sur se destacan los humedales del lago Titicaca (Perú/Bolivia) y el pantanal brasileño-paraguayo-boliviano. En Brasil encontramos los humedales de Reentrâncias maranhenses (Maranhão) con 27.000 Km2 , la Baixada maranhense (Maranhão) con 17.750 km2 y los humedales de la Isla del Bananal (Tocantins) con 5,623 km2. Brasil ha logrado proteger importantes humedales declarándose como Parques Nacionales, como por ejemplo, el Parque Nacional Marino de Abrolhos, Pantanal Matogrossense.
En Argentina los humedales ocupan una extensión de 172.000 km2, destacándose los existentes en la región de Iberá, los Humedales pampeanos, el Chaco Oriental y la Planicie fluvial del Paraná y del Río Luján. En esta zona, las construcciones y barrios privados se encuentran corrompiendo los humedales, avanzando sobre estos territorios con dudosos estudios de impacto ambiental, muchas veces con la complicidad de funcionarios públicos y del Poder Judicial.
Visión de Patricia Pintos, Geógrafa y ambientalista:
La mirada del colibrí se adentra en el mundo de Francisco de Amorrortu, un personaje fascinante y polémico, escudero de una cruzada en solitario contra el desprejuicio del urbanismo inmobiliario que no duda en destruir humedales de la cuenca del río Luján para garantizarse las mayores rentabilidades.
Con ese argumento de fondo, la trama se adentra en las rutinas del personaje, en donde la vida ascética y los rasgos de personalidad erudita y solitaria son una invitación a conocer su mundo cotidiano, convertido en una especie de apuesta existencial por la justicia ambiental de los humedales. Los rituales del protagonista –casi los mismos a lo largo de las últimas tres décadas- combinan larguísimas horas de escritura bajo la inspiración de sus musas –como él las llama- y el transitar por interminables pasillos de oficinas públicas y juzgados, batallando contra la sinrazón político-técnica y demandando justicia, ambas por igual, como si de un mantra se tratara.
El costado polémico del personaje deviene de sus luchas solitarias y de sus audaces teorizaciones acerca del comportamiento del agua en planicies extremas, aristas que la película va desenmarañando entre bellas imágenes hogareñas, explicaciones ilustradas en la pantalla de una computadora o enhebradas entre humeantes tazas de té en medio de charlas que jalonan el vínculo entre Francisco, el cineasta y su equipo de filmación.
Pablo Nisenson logra transmitir un clima de intimidad no forzada entre los personajes que se revela por igual en los diálogos y silencios, en la voz en off del propio Pablo, con el ritmo justo y el tono sensible, pero también en el bello trabajo de fotografía, como en las escenas nocturnas en la cabaña, los atardeceres en el campo o el vuelo estacionario del colibrí frente a la ventana. La conjunción entre la estética del relato y la preocupación del director por mostrar los efectos de estas acciones urbanicidas sobre humedales, se eslabonan a lo largo de la película a través de un lenguaje que logra el efecto de conmover, aún a espectadores que tienen conocimiento sobre el tema.
En lo personal, considero que la película es poseedora de varios méritos (seguramente muchos más que lo que estoy en condiciones de apreciar). Entre ellos, creo que el resultado es el de un bello poema cinematográfico sobre la épica de un personaje en el que se ponen en juego los misterios de la inspiración, el conocimiento autodidacta, las brechas abiertas en la confrontación contra el “sistema” y la innegable afinidad de espíritu que estas luchas en condiciones asimétricas despiertan en nosotros. Pero también nos propone un lenguaje documental que revela con la crudeza justa la destrucción de ecosistemas socialmente valiosos y su andanada de efectos negativos; y en ese sentido además de conmover cumple con el propósito didáctico de invitarnos a la reflexión sobre el valor socialmente asignado a los bienes comunes de la naturaleza y las inequidades del modelo de desarrollo.