Según Jorge Pandini (Periodista del Diario “La Nación”) las bicisendas se han convertido en parte del paisaje habitual de las calles de la ciudad de Buenos Aires. Pandini analiza que “Más allá de adhesiones y desaprobaciones (podríamos hacer una lista interminable), estos nuevos espacios exclusivos para quienes disfrutan de pedalear han generado cambios de hábito en muchas personas. Sin embargo, descontando de las buenas intenciones de quienes las pensaron, estos carriles para las dos ruedas generaron un problema adicional en el ya conflictivo tránsito.
¿Por qué? Porque como sucede con quienes conducen autos, camiones, colectivos o motos hay gente muy responsable y también quienes ignoran las normas de tránsito.
Es cierto, y acordamos, que siempre en la calle hay que darle prioridad y cuidar a los más desprotegidos, como peatones y ciclistas. Pero todos padecemos peatones que cruzan cuando no deben y por cualquier lugar, a lo que ahora se sumaron algunos ciclistas que van por la vida creyendo que sólo existen ellos en la vía pública.
El problema es serio cuando al volante de un vehículo llegamos a una esquina donde el tránsito de la calle que la atraviesa viene, por ejemplo, desde la izquierda. Obviamente miramos a la izquierda antes de cruzar, pero como las bicisendas son de doble circulación
suele aparecer gente pedaleando que nos llega por sorpresa desde la derecha, muchas veces escuchando música con auriculares (les resulta más difícil advertir situaciones de riesgo) y a una velocidad como si estuviesen en el último kilómetro del Tour de France.
Hay, reitero, que cuidarlos, pero también deberían cuidarse. Si un ciclista viene por la bicisenda en sentido contrario al del tránsito de esa arteria debería detener totalmente su marcha antes de cruzar la bocacalle.
Si para renovar la licencia de conductor hay que asistir a una charla sobre seguridad vial, tal vez se deberían repartir instructivos sobre la conducta vial que deben observar los ciclistas. No se trata de prohibir, sino de cuidar, de ordenar, de convivir. Nadie quiere verse involucrado en un accidente y mucho menos lastimar a un ciclista. Mejor prevenir que llorar lo irreparable.”
Véase en la foto el conductor de la bicicleta que circula por la calle Gorriti al 4100 (Palermo), cuando el auto negro lo embiste en la esquina.