Cada vez que un ciudadano ejemplar y trabajador se empeña en las cosas de su tierra, tal es el caso de tratar de mejorar su entorno, sus compatriotas sienten que algo muere dentro de cada uno. Cuando ese ciudadano se va, cuando muere, todos nos apagamos un poco.
Por ello, un día como un 19 de enero, allá por el 1983, el Presidente Arturo Ilia moría en su casa. Fue un hombre querido en su entorno, en su Pergamino, en todos los ámbitos que se desempeñó. Sobre todo por su trayectoria, con el esfuerzo que trató de realizar, pero que algunos no se lo permitieron. Fue Diputado, Vice Gobernador, y como comencé la nota fue Presidente de la Nación. Fue un hombre de la Unión Cívica Radical.
Durante su gobierno en la U.B.A. se graduaron entre 1963-1966, cuarenta mil alumnos, cifra más alta en toda la historia de la casa de estudios. No voy a resaltar lo que todos conocen de sobra, como , por ejemplo, que sus amigos se unieron para adquirir una casa para él.
Don Arturo demostró aquello que había mamado en su casa, en su pueblo en Argentina con buena gente, que anhelaba trabajar y dar ejemplo.
Como reconocimiento a su honradez, en las escuelas deberían conocer los niños argentinos, a los ciudadanos que han dado ejemplo, porque sin ejemplo no se puede sembrar valores que no se adquieren con una computadora de marca, un reloj de última generación, o las pilchas de tal o cual marca. No, no, esos valores se dan en casa, mientras la vieja cocina, el padre labura, si tiene trabajo, compartiendo lo poco, a la escucha de la radio o la computadora.
Este es un sencillo y respetuoso recordar a un ejemplo de hombre, que algunos han tenido la oportunidad de compartir, conocer, charlar o tomar un café con él.
Pena es que estos ejemplos no se contagien muchos políticos actuales como con Sr: Presidente Arturo Ilia.
Azucena Cerundolo